La investigación, publicada recientemente en Nature Climate Change, ha contado con la participación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español.
Según informó el CSIC este jueves, el estudio señala tres factores clave que determinan si el ecosistema resurge entre las cenizas o no: la disponibilidad de agua, la radiación solar y la alta biodiversidad.
Los bosques tienen más "sed" y necesidad de agua tras una sequía o un incendio, pero una radiación solar alta (más calor), la escasez hídrica y la poca variedad de especies es un cóctel que dificulta su recuperación, según los investigadores.
El trabajo ha analizado datos satelitales de más de tres décadas (1982-2018) en todo el mundo para estudiar la evolución de los bosques tras los incendios.
Son datos que permiten saber cuánta luz absorben las plantas, o de qué forma condiciones como la temperatura y la humedad afectan a su crecimiento, con lo que se obtiene una imagen global detallada del crecimiento de la vegetación en el planeta a lo largo del tiempo, acompañado de modelos de aprendizaje automático.
La conclusión es que los ecosistemas más vulnerables se encuentran en las regiones más secas y áridas del planeta, como algunas zonas del oeste de Norteamérica -como California-, el sur de Europa, Eurasia central, Australia o África meridional.
"Nuestros resultados revelan que los efectos tras un incendio o una sequía extrema son divergentes según el lugar. Mientras que las regiones áridas se vuelven más sensibles al estrés hídrico, las húmedas como las selvas tropicales de África o las regiones boreales de Europa, aumentan su resiliencia y se adaptan mejor", explicó el investigador del CSIC en el CREAF y coautor del estudio, Josep Peñuelas.
Otro descubrimiento clave es el papel de la biodiversidad para mitigar el impacto de las sequías e incendios.
"Los datos muestran que la biodiversidad es un 'seguro de vida' en las áreas húmedas y que, cuanto más diverso es un ecosistema, más resiliente es", afirmó por su parte el autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Utah (Estados Unidos), Meng Liu.
Esto podría deberse a que, en un ecosistema diverso, hay mucha variedad de especies y, durante períodos de sequía o después de incendios, las más resistentes son las que perduran, ayudando así a que un ecosistema se recupere.
En cambio, en las áreas más secas, con menor biodiversidad, las plantas ya están cerca de sus límites hídricos, lo que las hace más vulnerables tanto a la sequía como al fuego, según los investigadores. EFE