La reunión 210 del Consejo Mundial de la ICC se realizó de forma virtual y en ella se ratificó como presidente al CEO de MasterCard, Ajay Banga, quien fungía como primer vicepresidente desde 2018 al lado del presidente Paul Polman. En el sistema normativo de ICC el primer vicepresidente trabaja de forma coordinada con el presidente actual y el presidente saliente durante dos años, con el fin de darle continuidad al trabajo entre las distintas gestiones, sin que se pierdan los objetivos de fondo y los cambios sean tersos.
María Fernanda Garza Merodio, quien la semana pasada dejó el liderazgo de la ICC MEXICO en manos de Claus von Wobeser, trabajará dos años en coordinación con el empresario estadounidense Ajay Banga y el presidente saliente, Paul Polman, antes de asumir la presidencia de ICC Mundial en 2022.
Será esta la primera ocasión que una empresaria ocupe la vicepresidencia mundial de ICC y será también la primera mujer en presidir el organismo. Sólo una ocasión lo presidió un latinoamericano. Será, además, la primera ocasión que el CEO de una mediana empresa estará al frente de la Organización Mundial de las Empresas. Garza Merodio dirige los destinos de Orestia, especialista en productos de plomería e iluminación.
De acuerdo con María Fernanda Garza Merodio, la idea de la nueva administración de la ICC Mundial va en dos vías, la que tenían marcada antes del Covid 19 y la coyuntural a partir de la de la pandemia.
Es decir, en primer lugar, la parte estratégica como que la tecnología sirva y funcione para todos; que el comercio sea pensando en las personas y en el planeta mediante una economía circular; acabar con la inequidad global y acortar la brecha entre países y entre las sociedades; hacer que las acciones contra el cambio climático sea un asunto de todos e impulsar aún más el libre comercio a nivel global.
Por otra parte, tener una respuesta efectiva de las empresas ante la crisis por la pandemia y, sobre todo, que el comercio siga fluyendo a nivel internacional, poder mitigar el riesgo de un colapso del sistema y apoyar a las empresas a proteger los empleos.
Y para que el regreso de las empresas sea de una manera más segura, ICC ha establecido alianzas con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), para la protección de los niños, apoyando el teletrabajo para quienes están con sus hijos y el empleo se los permite--; además, hay 14 documentos construidos durante la pandemia, como “Salvemos a las pequeñas y medianas empresas”, las propuestas al G-20, el apoyo a las medianas empresas, y los lineamientos a los gobiernos para que no sigan imponiendo aranceles y tarifas sobre todo en los insumos que se requieren para paliar la pandemia, como ya lo han hecho 80 naciones.
La experiencia por la crisis de 2008-2009 debe servir para que no volvamos en el mismo lugar donde estábamos, como lo hicimos aquella ocasión, con un consumo acelerado, sino salir mejor que como entramos a esta pandemia. Debemos reconocer que el rumbo que llevábamos no era el óptimo, entonces hay que poner mucho énfasis en el medio ambiente, que haya mayor inclusión social, que existan más oportunidades económicas para todos.
Es la oportunidad de reconfigurar el rumbo que llevábamos: en los últimos 20 años si bien muchas personas salieron en la pobreza, se configuraron en solo una región del mundo: Asia, y el resto siguió aumentando la brecha de pobres y ricos; de los que tienen acceso a medios digitales y los que no.
María Fernanda Garza Merodio dijo que se necesita una digitalización más rápida y que llegue realmente a todas las personas, porque el riesgo actual, dadas las circunstancias de la pandemia, es que esa brecha se va a abrirá aún más entre los que tienen acceso a la digitación y los que no; va a ser todavía más grande y ya no la podremos manejar.
Por esto, ICC hará una campaña para que micros, pequeñas, medianas y grandes empresas que no están digitalizadas aún, lo hagan a través de la red de ICC, de los comités nacionales y de las cámaras de comercio.
América Latina y África son un foco rojo por ser las regiones más atrasadas en este momento, y ante la pandemia la preocupación es que se aumente la brecha, en lugar de que se acorte. Después de la crisis económica de 2008-2009 se perdió la oportunidad de reconfigurar el rumbo y las acciones que estábamos tomando. Nos llevó mucho tiempo salir de la crisis, pero volvimos a salir con el mismo rumbo que llevábamos, con el consumo acelerado y, lo que queremos buscar, es que podamos cambiar las formas de consumo, llevar esto hacia una economía circular, no lineal como ahora.
Y en el aspecto de la inclusión social, es importante que las empresas, además de sus accionistas, tomen en consideración también a su comunidad; llevar el comercio hacia una economía circular y eso lo podemos hacer porque somos la única organización mundial de empresas y lo podemos hacer con los comités nacionales que estamos en 130 países, además de las cámaras de comercio que existen.
La parte estratégica es que la tecnología sirva y funcione para todos; que el comercio sea pensando en las personas y en el planeta; acabar con la inequidad global; hacer que las acciones contra el cambio climático sea un asunto de todos y el comercio fluya cada día más entre todas las regiones del mundo.