Los menores detenidos en Clint habían sido separados o bien de los adultos con los que cruzaron sin papeles la frontera o bien de madres adolescentes, y llevaban semanas detenidos en las instalaciones de Clint, en la frontera de Texas.
Aunque el tiempo máximo que sobre el papel los menores pueden permanecer en instalaciones de la Patrulla Fronteriza es de 72 horas, algunos permanecieron semanas en Clint debido al desbordamiento del sistema de albergues en estos últimos meses.
La decisión de su traslado se produjo tras una visita a la comisaria de un grupo de abogados, que denunciaron que los menores vivían en condiciones insalubres: sin pañales para bebés, jabón, ropa limpia, cepillos de dientes ni comida adecuada.
El informe de los abogados, algunos pertenecientes a prestigiosas facultades de Derecho, generó mucha polémica en el país ya que este tipo de visitas no son habituales y permitió conocer cómo gestiona la actual crisis migratoria el Gobierno de Donald Trump.
Según el rotativo neoyorquino, cerca de 250 de los menores fueron trasladaron al sistema de albergues del Ministerio de Salud y Servicios Sociales tras la visita de los abogados.
Otros fueron llevados a una instalación con tiendas de campaña construida recientemente para acoger a familias migrantes y ubicada en la ciudad texana de El Paso, el punto fronterizo más caliente de la actual oleada migratoria.
El sistema de albergues del Gobierno empezó la semana pasada a aligerar su masificación gracias a una reducción en las llegadas de migrantes consecuencia de la presión en la frontera que ha ejercido el Ejecutivo de México.
También por la eliminación de trabas para adoptar temporalmente a los menores que están en los albergues.
La frontera sur de Estados Unidos vive desde hace meses una oleada sin precedentes en la última década de migrantes, en su mayoría familias centroamericanas solicitantes de asilo.
Estados Unidos detuvo en mayo en su frontera sur a más de 132,000 inmigrantes, un 30 % más que en abril y la mayor cifra registrada en un solo mes desde 2006.
A raíz de esta situación, Trump forzó al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador a aumentar la seguridad en sus fronteras bajo la amenaza de imponer aranceles a todas las importaciones mexicanas.
Washington también acordó con México devolver a todos los solicitantes de asilo que crucen la frontera sin papeles a la espera de que la Justicia resuelva sus casos.