Inicia segunda etapa de lineamientos demostrándose que no ha logrado modificar los hábitos alimentarios de los niños al interior de los planteles de educación básica ya que sólo se venden en ellos un 7 por ciento de las frutas y verduras que se estimó deberían ser comercializados en preescolar, primaria y secundaria.
Al mismo tiempo, la reformulación de los alimentos y bebidas altamente procesados que entran en la segunda etapa de lo lineamientos está exponiendo a las y los niños a nuevos riesgos en salud, así como manteniendo otros asociados al uso intensivo de aditivos artificiales.
Consumidores reconoce la importancia de la reducción del contenido de azúcar, grasas y sal en los productos, sin embargo, critica fuertemente la permanencia en las escuelas de alimentos que no son recomendables, con edulcorantes , colorantes y saborizantes artificiales, y que desplazan el consumo de alimentos naturales. Señala: “En la primera versión de los lineamientos, la venta de estos productos estaba prohibida en las escuelas”.
Sin cambio en hábitos alimentarios. De las 6,500 toneladas de frutas y verduras que deberían distribuirse en más de 120,000 planteles para atender a 25 millones de escolares de preescolar, primaria y secundaria sólo se consume el 7 por ciento. De acuerdo a la Subsecretaría de Fomento a los Agronegocios de la Sagarpa el mercado potencial para la comercialización de productos frescos en las escuelas es de mil millones de pesos.
De acuerdo a estudios realizados por miembros de Consumidores, el principal obstáculo a su comercialización es la permanencia de los alimentos altamente procesados que se imponen en el gusto de los niños sobre los naturales.
“El impulso que podría dar al campo, a los agricultores, a las economías locales y regionales, el abasto de las escuelas a través de la producción agrícola local podría crear muchísimos más empleos que los que supuestamente se perderían en los grandes monopolios de la comida chatarra que no sólo dañan la salud de los escolares, también la economía de las familias y las comunidades”, señaló Oscar Romero, coordinador de comunicación social de El Barzón.
Los nuevos riesgos químicos. “En las bebidas permitidas para secundaria el 95 por ciento contiene edulcorantes no calóricos. El resto es agua mineral. Se observa lo mismo en el caso de los yogurts sólidos; del total que están en la lista oficial, todos contienen edulcorantes no calóricos. Del total de los yogurts bebibles el 90 por ciento tiene edulcorantes artificiales añadidos. El mismo fenómeno se presenta en todos los productos en los que se da una reducción del azúcar y es sustituida por edulcorantes no calóricos que, de acuerdo a las recomendaciones de la propia Secretaría de Salud, no deberían ser consumidos por preescolares y escolares” expuso Xaviera Cabada, coordinadora de la campaña de salud alimentaria de El Poder del Consumidor.
Los recursos públicos rebasados. La Secretaría de Salud estima que para el 2017, dentro de 6 años, el costo para el sistema de salud provocado por las enfermedades asociadas con la obesidad será de 170,000 millones de pesos, es decir, en palabras del Dr. Córdova Villalobos “todo el presupuesto de la Secretaría de Salud será dedicado a una enfermedad y sus complicaciones”.
El director de El Poder del Consumidor señaló: “Esta situación es consecuencia de que el gobierno mexicano no ha desarrollado una política integral de salud alimentaria que realmente regule los alimentos en las escuelas, prohíba la publicidad de estos productos dirigida a los niños, establezca impuestos a estos productos para introducir agua potable a través de bebederos en escuelas y espacios públicos, y establezca etiquetados realmente orientadores en los productos, como principales medidas”.
Los viejos riesgos químicos recientemente reconocidos. La mayor parte de los productos autorizados para la segunda etapa de los lineamientos contienen colorantes identificados como generadores de hiperactividad y déficit de atención en la población infantil. Consumidores ha demandado a la SEP la salida de estos productos de las escuelas y a la Secretaría de Salud el etiquetado de todos los productos que los contengan.
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“Con la permanencia de los alimentos altamente procesados se mantienen y agudizan riesgos en salud por los aditivos químicos (edulcorantes, colorantes y saborizantes artificiales)y se prolongan los malos hábitos alimentarios: no se promueve la hidratación a través de agua ni aumenta el consumo de frutas y verduras en las escuelas. De esta manera, no se cumple el objetivo central de las recomendaciones de la OMS, del Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria, ni delos propios lineamientos: promover buenos hábitos alimentarios y el consumo de alimentos saludables”, señaló Dolores Rojas, Gerente de Campañas de Oxfam México.
“Como se sabe, el consumo desmesurado de comida “chatarra” representó el año pasado, ganancias que ascendieron a 672,000 millones. De éstas, 20,000 millones se concentran en escuelas, que constituyen centros de venta con clientes vulnerables cautivos, cuya expansión podría ser ilimitada. Se calcula que por lo menos 30,000 millones de pesos fueron destinados a atender a pacientes de diabetes mellitus: situación que sólo se intensificará mientras se siga favoreciendo el interés particular de los grandes consorcios y sus facilitadores en todos los niveles de gobierno”, afirmó Daniel Gershenson, presidente de Alconsumidor.
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