Producir banderas monumentales es un reto y un orgullo

Durante 2014, las Fábricas de Vestuario y Equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional producirán al menos 30 banderas monumentales que cumplen estrictamente con las especificaciones de la ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.

Su producción (monopolio de la Defensa Nacional) es todo un reto. Elaborar los lienzos de 50 metros de ancho y 16.85 de alto, implica no sólo un gran esfuerzo técnico e industrial, sino dedicación personal y amor a la patria.

Para los soldados involucrados en la producción de la insignia nacional, participar en ese proceso es motivo de orgullo.

Más allá de la dificultad práctica que implica unir las enormes tiras de tela verde, blanca y roja que necesita cada bandera monumental y manejar sus 230 kilos de peso, el verdadero reto es cumplir con las especificaciones técnicas, regidas por ley.

La zona de Fábricas de Vestuario y Equipo de la Sedena está conformada por 11 naves industriales, donde laboran todo el año 2 mil 100 elementos, para producir desde botas y uniformes, hasta toda clase de equipo que necesitan las Fuerzas Armadas. En total, se producen 700 artículos distintos.

El teniente coronel Roberto Zepeda Bastién es director de ingeniería de las Fábricas. Él explicó que sólo los mejores elementos son seleccionados para la elaboración de estas banderas monumentales, que hoy se pueden ver por casi todo el territorio nacional.

La primera se instaló en 1997 (cuando inició el Programa de Banderas Monumentales), en Tijuana, Baja California. Después se han colocado otras muchas. Por eso, para este año se pretende confeccionar 30 de ellas.

La más grande, mide 60 metros de ancho y será colocada en un asta de 120 metros, en Piedras Negras, Coahuila.

Las banderas se elaboran con una tela importada de nylon que, en un primer proceso, se lava, blanquea y tiñe (en el caso de los colores), para después aplicarle impermeabilizante y garantizar así su duración aproximada de un año.

Las telas se cortan en rollos y se unen por color (20 lienzos por cada uno), para después ensamblar la bandera en conjunto que en general tiene las mismas medidas, salvo la correspondiente al Zócalo capitalino, que mide 28 metros de alto por 50 de ancho.

Pero el verdadero reto y donde los militares ponen todo su orgullo castrense y de mexicanos, es el escudo nacional. Para un estampado de tales magnitudes, no existe máquina disponible: se debe hacer a mano, señala el teniente coronel Zapata.

“Nuestros mejores hombres y mujeres, los más capacitados, disciplinados, quienes han probado ser los más dedicados, tienen esa grave responsabilidad: pinta a mano el escudo nacional”.

Para ello, se calca la imagen sobre la parte blanca de la bandera (una vez ensamblados los lienzos que conformarán el tercio final), y se pinta con brocha. Se usan 11 colores textiles y 5 más para dar los sombreados necesarios.

El proceso es delicado. Intervienen varias personas y lleva dos días, para garantizar un resultado perfecto. Se requieren otros tres días para que sequen la pintura y las sustancias que se usan para sellar el dibujo y retrasar los estragos del medio ambiente.

Esta parte del proceso se repite por el anverso y por el reverso. Sólo hasta que esta parte está terminada, se une el tercio blanco al verde y al rojo y, entonces, se entrega al destinatario, para su uso en los mástiles monumentales instalados en distintas partes del país.

Además de las 30 banderas monumentales, este año se elaborarán, con distintas técnicas, un total de 800 banderas de distintos tamaños, algunas de las cuales, incluso, requieren bordados de máquina o a mano con hilo dorado.

La Bandera Nacional tuvo su antecedente en la época porfiriana, cuando se comenzaron a usar los tres colores: verde, blanco y rojo, con el águila de frente devorando a la serpiente sobre un nopal, semi rodeado por una corona de laureles, como señal de triunfo y victoria.

Más tarde, el presidente Venustiano Carranza expidió un decreto que ordenaba colocar al águila de perfil y en actitud de ataque, mientras devoraba a la serpiente de cascabel, en referencia a la historia sobre la fundación de México-Tenochtitlán.

El 27 de diciembre de 1967, el presidente Gustavo Díaz Ordaz publicó la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, con el que se instauraron las características del escudo y la bandera, tal como se conoce hoy.

El color verde simboliza esperanza, el blanco unidad y el rojo, la sangre derramada por los héroes nacionales.