Según sus estimaciones, el consumo total de acero en el país asiático alcanzará los 690 millones de toneladas este año, mientras se espera que su producción aumente un 7 por ciento, hasta los 730 millones de toneladas.
Por su parte, las exportaciones chinas de acero se espera que permanezcan en 2012 en torno a 50 millones de toneladas, y que las importaciones alcancen los 15 millones de toneladas.
El aumento del consumo de acero en China se ha ido frenando desde junio pasado, ya que los esfuerzos de Pekín por reducir la inflación nacional han ralentizado también la inversión en activos fijos.
En el contexto de incertidumbre económica mundial actual, el ministerio chino cuenta con una nueva caída de la demanda y de los precios del acero a lo largo del año.
"El punto más alto en los precios del acero durante 2012 estará por debajo del de 2011", asegura en su comunicado, por lo que supone que "los precios podrían remontar en el segundo semestre después de sufrir un movimiento descendente en el primero".
Ayer mismo la principal acería china, la shanghainesa Baosteel, anunció que tendrá que vender su filial de acero inoxidable y aceros especiales a su matriz, la Corporación Grupo Baosteel, también estatal, para aumentar su rentabilidad, ya que esa filial es ahora una de sus principales fuentes de pérdidas.
La decisión llega en un contexto de pérdidas para el sector siderúrgico chino, cuyos márgenes de beneficios son cada vez más estrechos debido al encarecimiento de las materias primas, la caída de la demanda por la crisis económica y el exceso de capacidad de producción en el país.