Entre 500 y 600 centroamericanos optaron por abandonar la Ciudad de México y continuar su caminata para alcanzar el llamado sueño americano; desde las 4:00 horas, empezaron a recoger sus pertenencias, muchas de ellas son obsequios que les han entregado tanto personas como organismos de la sociedad civil.
Los más pequeños fueron los más rejegos para levantarse, pues aún tenían sueño, pero sobre todo frío, debido a las bajas temperaturas, que se han registrado en los últimos días en esta metrópoli.
Personal de la Comisión de Derechos Humanos capitalina y otras dependencias del Gobierno de la Ciudad de México les prepararon té caliente y les ofrecieron pan, así como sándwiches y fruta, además de dulces para consumirlos durante el trayecto.
Con ello, aún quedan en el albergue capitalino alrededor de 900 centroamericanos, quienes están a la espera de que el padre Alejandro Solalinde cumpla su promesa de llevarlos a Canadá para ponerse a trabajar en ese país.
El sacerdote se reunirá el próximo martes con el arzobispo de Canadá, para afinar los detalles del traslado de los migrantes. Sin embargo, el sacerdote católico mexicano recomendó que se queden hasta diciembre debido a las inclemencias del tiempo que se presentan en territorio canadiense.
Se espera que este sábado, los integrantes de la caravana migrante disfruten de un festival para niños y grandes, el cual incluirá una obra de teatro con la que se buscan distraer a los espectadores para que por un momento se olviden de las penalidades que han sufrido en las últimas semanas.