Las cifras son del Sistema de Estimativas de Emisiones de Gases del Efecto Invernadero (SEEG), una herramienta para medir las emisiones en Brasil desarrollada hace ocho años por el Observatorio del Clima, el consorcio que reúne 56 organizaciones ambientalistas, entre los cuales algunas internacionales como Greenpeace, WWF, Conservación Internacional y Amigos de la Tierra.
De acuerdo con la octava edición de la SEEG, divulgada este viernes por el Observatorio del Clima, las emisiones brasileñas de dióxido de carbono y de otros gases contaminantes saltaron un 9.6 % en el primer año de Gobierno de Bolsonaro, desde 1,980 millones de toneladas en 2018 hasta 2,175 millones de toneladas en 2019.
Según el estudio, las emisiones registraron en 2019 su mayor salto desde 2003 y fueron las mayores para un año desde las de 2008 (2,471 millones de toneladas).
"Esos números negativos retratan una realidad y son la prueba de un crimen. Tenemos cifras malas y políticas malas, y la reacción del Gobierno es tan sólo la de negar el problema. Es un negacionista contumaz. Intenta vender la mentira de que cuida la Amazonía pero en la verdad es que lo único que hace es intentar callar a los críticos que muestran la verdad", afirmó en rueda de prensa el secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, Marcio Astrini.
"Los números son pésimos pero no podemos decir que son sorprendentes porque todos vemos lo que hace en materia ambiental un Gobierno que usa la tribuna de la ONU para decir que no hay deforestación en Brasil y que los incendios forestales son culpa de los indios y de las organizaciones ecologistas", agregó.
BRASIL SUBIÓ AL SÉPTIMO LUGAR ENTRE PAÍSES MÁS CONTAMINANTES
De acuerdo con los datos del SEEG, las emisiones de 2019 elevaron a Brasil desde el séptimo hasta el sexto lugar en la lista de países que más lanzan gases contaminantes en el mundo, por detrás de China, Estados Unidos, la Unión Europea, India y Rusia.
Mientras que el cada ciudadano brasileño fue responsable por la emisión de 10.4 toneladas de gases contaminantes en 2019, el promedio mundial fue de 7.1 toneladas por persona y el de un chino de 9 toneladas.
El Observatorio del Clima atribuyó el salto de las emisiones a un aumento récord de la deforestación en la Amazonía provocado por la "desastrosa gestión ambiental" de Bolsonaro, que desmontó los órganos de preservación y redujo la fiscalización, lo que incentivó a agricultores a derribar selva para aumentar sus áreas de cultivo.
Como consecuencia de la deforestación, las emisiones generadas por el cambio del uso de la tierra saltaron un 23 %, desde 788 millones de toneladas en 2018 hasta 968 millones de toneladas en 2019, y se convirtieron en responsables por el 44 % del total de las emisiones de Brasil en 2019.
Bolsonaro, un negacionista sobre los cambios climáticos, llegó a amenazar con retirar a Brasil del Acuerdo de París pero finalmente desistió de la idea por las presiones internacionales. Sin embargo, el país probablemente no cumplirán los compromisos que asumió.
Brasil se comprometió en 2009 a reducir sus emisiones de gases entre un 36 % y un 39 % en diez años, con lo que los lanzamientos no pueden superar los 2,068 millones de toneladas en 2020. Y como signatario del Acuerdo de París prometió disminuir sus emisiones en un 37 % para 2025, hasta un máximo de 1,346 millones de toneladas.
Para alcanzar la meta de 2020, Brasil se había comprometido a reducir la deforestación en la Amazonía un 80 %, por lo que tendría que terminar el año con menos de 3.925 kilómetros cuadrados talados.
DEVASTACIÓN DE AMAZONÍA ALCANZÓ CIFRAS ALARMANTES CON BOLSONARO
Pero, con la llegada de Bolsonaro al poder, la devastación en la mayor selva tropical del mundo en 2019 alcanzó su mayor nivel en 11 años y se extendió por 10,129 kilómetros cuadrados, superficie que tiende a crecer en 2020.
Según las proyecciones del Observatorio del Clima, con un aumento de la deforestación de la Amazonía del 34 % en lo que va del año, las emisiones brasileñas deben aumentar al menos un 10 % en 2020, con lo que se ubicarían en 2,392 millones de toneladas, por encima de la meta prometida de 2,068 millones de toneladas.
De acuerdo con Astrini, la meta para 2020 era factible y hasta hace poco alcanzable. "Tan sólo no la cumpliríamos por una tragedia y eso fue lo que ocurrió. Una tragedia provocada por un Gobierno que terminará este año con una deforestación en la Amazonía de 13,500 kilómetros cuadrados, casi el doble de las de 2018", afirmó.
"Con un Gobierno negacionista sobre los cambios climáticos y que hasta ahora ni siquiera presentó el plan de implementación de las metas de reducción de emisiones que tenía que entregar en 2020, nuestra participación en el Acuerdo de París se resume a una firma en un pedazo de papel", agregó.
Para el dirigente, tal retroceso tendrá consecuencias serias para la inserción internacional de Brasil y para el comercio exterior del país en los próximos años.
Astrini recordó que algunos países europeos han condicionado la ratificación del acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea a que Bolsonaro se comprometa con la preservación de la Amazonía y con el cumplimiento del Acuerdo de París.
En los últimos meses varias multinacionales, bancos y grupos de consumidores europeos han amenazado con boicotear los productos agrícolas de Brasil, uno de los mayores productores y exportadores de alimentos del mundo, si el país no respeta el ambiente.