Las muertes por concentración de partículas al aire libre de tamaño inferior a 2.5 micras (PM2,5) se han reducido en un tercio en los últimos 15 años, pero de haber seguido los valores de polución recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más exigentes, se podrían haber evitado más de un 58 % de los decesos.
Así, mientras la UE fija un límite máximo anual para esas partículas de 25 microgramos por metro cúbico, la OMS lo reduce a 5 microgramos, de acuerdo con sus recomendaciones más recientes.
El informe de la AEMA apunta que, en 2019, 40,400 muertes prematuras pueden atribuirse a la exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) y, otras 16,800, al ozono troposférico (O3).
Las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte achacables a la polución del aire, seguidas por las enfermedades pulmonares.
El informe indica que la UE está en buen camino para lograr el objetivo de reducir en más del 55 % las muertes prematuras por polución atmosférica con respecto a 2005 en 2030.
Las estimaciones de la AEMA apuntan a que 456,000 personas murieron en la UE de forma prematura por ese motivo, por lo que el objetivo supondría reducir el equivalente a 250,800 muertes anuales dentro de nueve años.
"Invertir en calefacción, movilidad, agricultura e industria más limpias proporciona una mejor salud, productividad y calidad de vida para todos los europeos y, especialmente, los más vulnerables", señaló en un comunicado el director ejecutivo de la AEMA, Hans Bruyninckx.
Bruyninckx incidió en que esas inversiones "salvan vidas" y ayudan además a acelerar el progreso hacia la neutralidad en emisiones de carbono y a fortalecer la biodiversidad.