El líder del equipo y realizador del estudio, el físico Anders Levermann, dijo que “la capa de hielo de la Antártida Occidental es uno de los elementos de inflexión en nuestro sistema climático. La pérdida de hielo se está acelerando y es posible que no se detenga hasta que haya desaparecido prácticamente".
“La compensación fundamental es si nosotros, como humanidad, queremos sacrificar la Antártida para proteger las regiones costeras actualmente habitadas y el patrimonio cultural que hemos construido y estamos construyendo en nuestras costas. Se trata de metrópolis globales, desde Nueva York hasta Shanghai, que a largo plazo estarán por debajo del nivel del mar si no se hace nada", explicó.
El estudio refirió que la capa de hielo que cubre la Antártida occidental corre el riesgo de deslizarse hacia el océano. ”Si bien la desestabilización de la capa de hielo en otras partes del continente puede verse limitada por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que la pérdida lenta e inexorable del hielo de la Antártida continúe incluso después de que se estabilice el calentamiento climático".
“Un colapso puede llevar cientos de años, pero elevará el nivel del mar en todo el mundo en más de tres metros”, destacó el estudio del Instituto, clasificado entre los mejores think thanks ambientales del mundo y una de las principales instituciones de investigación en cuestiones de cambio ambiental global.
Refirió que “las cálidas corrientes oceánicas han llegado al Sector del Mar de Amundsen en la Antártida Occidental, una región que comprende varios glaciares que son propensos a la inestabilidad debido a su configuración topográfica”.
“La fusión submarina de estos glaciares provocó su aceleración y retroceso. Esto ya es responsable de la mayor pérdida de hielo del continente y proporciona una contribución acelerada al aumento global del nivel del mar”, señaló.
Los investigadores emplearon simulaciones por computadora para proyectar la pérdida dinámica de hielo en el futuro y de acuerdo con anteriores indagaciones la fuerte reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero puede no prevenir el colapso de la capa de hielo de la Antártida.
"Investigamos qué podría detener un posible colapso en nuestras simulaciones y aumentamos las nevadas en la región desestabilizada mucho más allá de las observaciones", manifestó Johannes Feldmann, investigador y coautor el estudio.
“Encontramos que una gran cantidad de nieve puede empujar la capa de hielo hacia un régimen estable y detener la inestabilidad. En la práctica, esto podría lograrse mediante una enorme redisposición de masas de agua: bombeada fuera del océano y nevada en la capa de hielo a una tasa de varios cientos de miles de millones de toneladas por año durante unas pocas décadas", puntualizó.
El investigador acotó que "somos plenamente conscientes del carácter disruptivo que tendría una intervención de este tipo, pero elevar, desalar y calentar el agua del océano, así como alimentar los cañones de nieve, requeriría una cantidad de energía eléctrica".
“La instalación de un parque eólico de este tipo y la infraestructura adicional en el mar de Amundsen y la extracción masiva de agua del océano significaría esencialmente perder una reserva natural única. Además, el duro clima antártico hace que los desafíos técnicos sean difíciles de anticipar y difíciles de manejar, mientras que los posibles impactos peligrosos en la región pueden ser devastadores", dijo.
“Los riesgos y los costos de un esfuerzo deben sopesarse con mucho cuidado contra su potencial beneficio. Además, nuestro estudio no considera el calentamiento global hecho por el hombre en el futuro”, puntualizó.
"El aparente esfuerzo por dejar que nieva en la Antártida para detener la inestabilidad del hielo refleja la dimensión impresionante del problema del nivel del mar. Sin embargo, como científicos creemos que es nuestro deber informar a la sociedad acerca de cada una de las posibles opciones para contrarrestar los problemas futuros”, anotó.