Algunos de estos parques fueron cerrados en los últimos años a los turistas "porque no eran seguros para visitarlos", explicó hoy la ministra australiana, Tanya Plibersek, a la emisora pública ABC, y subrayó que una de las cosas "más alarmantes" que escuchó es que "las señales de advertencia de cocodrilos se habían roto o desaparecido".
Además, en el remoto Parque Nacional Christmas, cerca de Indonesia, se han producido las dos últimas extinciones de especies que ha sufrido Australia, añadió Plibersek al justificar la apremiante partida de 262,3 millones de dólares australianos para estos lugares protegidos.
Estos fondos, que se destinarán en el próximo año fiscal que comienza el 1 de julio, ayudarán a restaurar las infraestructuras de estos parques, así como a mejorar la gestión para conservar la naturaleza y el patrimonio de las culturas ancestrales aborígenes, de acuerdo a un comunicado publicado hoy por el despacho de la ministra laborista.
Plibersek precisó que el Ejecutivo de Camberra podrá especial énfasis en los parques de Kakadu, en la selva tropical septentrional y hogar de gigantescos cocodrilos, así como Uluru-Kata Tjuta, situado en el desierto central y que aloja al gigantesco monolito rojo Uluru y es hogar de una de las culturas vivas más antiguas del mundo.
Ambos parques están en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La organización gubernamental Parks Australia, que depende del Ejecutivo de Camberra, tiene a su cargo seis parques nacionales, además de 60 parques marinos y los Jardines Nacionales Botánicos, que además cuenta con centenares de parques y reservas que operan bajo otro tipo de gestiones para proteger la rica diversidad del país oceánico.