En una sesión de la asamblea específicamente dedicada a la situación en Ucrania, Kuleba dijo que esas acciones que su país pide deben ser "proporcionales a la amenaza que sufrimos", y serán acciones que "definirán lo que suceda durante décadas" para no repetir los errores del pasado que condujeron a las dos guerras mundiales.
Kuleba recordó que en 1994 su país renunció al armamento nuclear cuando disponía entonces del tercer arsenal del mundo. Un gesto que se entendió como contribución a la paz global, por ello "el mundo le debe su seguridad a Ucrania"; de ahí que consideró justo que "el mundo actúe de manera recíproca para garantizar nuestra seguridad".
Concretamente, apoyó la adopción de sanciones económicas contra Rusia y lo que llamó "medidas rápidas y decisivas por parte de la ONU", aunque lamentó que el mero envío de una fuerza paz multinacional al este de Ucrania, pedida por su país desde hace años, no prospera por la inacción del Consejo de Seguridad, donde Rusia tiene derecho de veto.
Insistió en que su país "no tiene prevista ninguna intervención en Donbás (este de Ucrania) sino que sigue trabajando por la diplomacia", y ello pese a que "la propaganda rusa trabaja a fondo para crear pretextos para una invasión".
Los que están bombardeando la zona no son sino "las fuerzas de ocupación" rusas o prorrusas, a las que acusó de haber atacado una escuela y una guardería infantil, además de mantener una prisión secreta donde se practica "la tortura, los trabajos forzosos y los asesinatos" y donde se niega el acceso de observadores independientes.
Kuleba subrayó que Rusia, con su reconocimiento unilateral de las repúblicas de Donestk y Lugansk, está violando la carta fundacional de la ONU y el derecho internacional, y al hacerlo como miembro permanente está enviado el mensaje de que otros pueden hacerlo de la misma manera al ver que la ONU "es un organismo débil, incapaz de defender sus propios principios".