"He declarado el país en estado de emergencia humanitaria", afirmó Roble en un vídeo emitido en su cuenta de la red social Twitter tras una reunión de su gabinete celebrada este martes en Mogadiscio para analizar el problema de la falta de agua.
"Hago un llamamiento a todos los somalíes, empresarios, líderes religiosos, la diáspora y la comunidad internacional para que realicen esfuerzos concertados a fin de contribuir significativamente a mitigar el sufrimiento de los afectados por la sequía", señaló el primer ministro.
El mandatario enfatizó que el país "está en una situación desesperada debido a la gravedad de la sequía".
El país del Cuerno de África está experimentando un empeoramiento de la sequía después de tres temporadas de lluvias fallidas consecutivas, y corre el riesgo de sufrir una cuarta temporada de escasez de precipitaciones en 2021, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
"Hasta el 23 de noviembre, alrededor de 2.6 millones de personas, cerca del 22 % de la población en 66 de los 74 distritos del país, se ven afectadas por la sequía y casi 113,000 personas están desplazadas por la sequía en todo el país", afirmó la OCHA en su último boletín, emitido a última hora del martes.
La falta de acceso a agua potable y salubre, junto a instalaciones deficientes de higiene y saneamiento, han aumentado el riesgo general de enfermedades transmitidas por el agua, con un aumento de casos sospechosos de diarrea acuosa aguda, cólera y sarampión, de acuerdo con la ONU.
Aparte de esa calamidad, Somalia vive en un estado de conflicto y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó a este país sin Gobierno efectivo y en manos de grupos islamistas como Al Shabab y señores de la guerra.