El gobierno del presidente Horacio Cartes anticipó que no daría su visto bueno al proyecto de declaración sobre derechos humanos, orientación sexual, identidad y expresión de género elaborado por Brasil para ser presentado ante la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Este rechazo fue el disparador de diversas protestas que se registraron en los últimos días en Asunción. El lunes por la noche, un grupo de activistas que se había congregado frente a la sede de la Asamblea para pedir que el Estado paraguayo revea su posición fue reprimido por la policía.
"Nuestro movimiento es pacifista, reivindica el amor y la dignidad de una vida libre de violencia, de miedo y discriminación; y no se dejará amilanar por un hecho tan lamentable como este", aseguró la organización SomosGay.
El canciller de Paraguay, Eladio Loizaga, aseguró la víspera que cree que en su país no hay homofobia, luego de que esta semana se conocieran pronunciamientos discriminatorios de senadores oficialistas.
Las declaraciones del jefe de la diplomacia paraguaya fueron hechas cuatro días después de que el senador Carlos Núñez, del gobernante Partido Colorado, dijera en el Congreso que cuando se desplazaba en su coche bajaba la ventanilla y gritaba a los travestis "lacre de la sociedad".
En el diálogo que mantuvieron este martes las organizaciones de la sociedad civil con los jefes de delegaciones volvió a surgir el debate.
Mientras un representante de los grupos pro-vida y pro-familia presentaba su argumentación en defensa del matrimonio heterosexual y de rechazo al aborto, un grupo de personas se puso de pie con carteles que rezaban "igualdad", "respeto", entre otras consignas.
Y cuando fue el turno del jefe de la delegación uruguaya ante la OEA, Milton Romani Gerner, los activistas estallaron en un aplauso, después de que el representante del gobierno de José Mujica defendiera los derechos de los homosexuales y la despenalización del aborto en su país.
"Todos somos iguales en derechos y sentimientos", aseguró Romani. "Quiero transmitir la experiencia de (mi) Estado, donde no aumentaron la cantidad de mujeres que quieren abortar" por la legalización de la interrupción de embarazo, argumentó, y explicó que "no ha habido una sola muerte por interrupción del embarazo". (DPA)