Según organizaciones de la sociedad civil, en 2016, del total de asesinatos de personas defensoras de derechos humanos en todo el mundo, tres cuartos ocurrieron en el hemisferio. En algunos países de la región además se ha mantenido la tendencia de aumento de asesinatos, ataques y/o amenazas de personas defensoras de derechos humanos. Asimismo, defensoras y defensores de la región enfrentan una serie de obstáculos a su trabajo de defensa tales como procesos de criminalización de su labor o campañas de estigmatización y difamación.
Entre los grupos más afectados por esta violencia se encuentran aquellos que se dedican a la defensa de la tierra, el territorio y el ambiente. El creciente número de conflictos socioambientales y la ausencia de adopción e implementación de medidas efectivas de su reconocimiento y protección, ha resultado en que estos defensores y defensoras sean víctimas de violencia por las causas que defienden o por el contenido de sus reivindicaciones.
Por otro lado, las defensoras y defensores de derechos de personas LGBTI también enfrentan una mayor vulnerabilidad a sufrir actos de violencia, debido a la combinación de factores relacionados con la percepción de su orientación sexual e identidad de género, su rol de defensa y los temas que defienden, ya que éstos buscan desafiar estructuras sociales tradicionales sobre la sexualidad. Asimismo, las mujeres defensoras de derechos humanos, adicionalmente a la discriminación de la que son objeto por las concepciones estereotipadas de género que les han sido atribuidas a su sexo, se enfrentan a una serie de desafíos específicos al desarrollar su labor de defensa de derechos humanos que las pone en una situación de particular vulnerabilidad.
El próximo año se cumplirán 20 años de la adopción de la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos de Naciones Unidas que insta a los Estados a garantizar la protección por las autoridades competentes de toda persona, individual o colectivamente, frente a toda violencia, amenaza, represalia, discriminación, presión o cualquier otra acción arbitraria resultante del ejercicio legítimo de defensa de los derechos humanos conforme la Declaración. En este sentido, entidades instan a los Estados a dar cumplimiento a lo establecido en dicha Declaración y adoptar con urgencia todas las medidas necesarias para asegurar las condiciones para que las personas defensoras realicen sus actividades libremente y adoptar o reforzar sus mecanismos de prevención y protección.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) lidera los esfuerzos de las Naciones Unidas para la protección y promoción de los derechos humanos en el mundo. Asimismo se esfuerza por garantizar el cumplimiento de las normas de derechos humanos universalmente reconocidas, incluso mediante la promoción tanto de la ratificación y aplicación universal de los principales tratados de derechos humanos, como del respeto por el estado de derecho.