La falta de privacidad, la soledad y el apoyo insuficiente durante el parto eran quejas comunes. La mayoría de las mujeres eran sometidas a episiotomía, se sentían humilladas y no podían decidir respecto de la administración de analgésicos. Como los bebés eran llevados a otra habitación tras el parto, las tasas de lactancia materna eran bajas.
"Las mujeres quedaban tan traumatizadas tras dar a luz que la Fundación tenía que divulgar sus historias y ayudarlas a ellas y a otras mujeres a sentirse más cómodas con los partos", dice Daria Omulecka, portavoz de la Fundación por un Parto Digno.
La campaña cambió el sistema de salud y cobró reconocimiento internacional. Se levantó la prohibición de que las parejas estuvieran presentes en el paritorio. Se permitió que las madres recibieran visitas y que los bebés fueran colocados en los brazos de su madre tras el parto. El parto se convirtió en una experiencia más agradable.
"Actualmente un mayor número de mujeres disfrutan de su parto y ya no se sienten solas; el parto es tratado como un acontecimiento familiar e íntimo. Creemos que esto ha contribuido a que el primer mes en casa sea más fácil y cómodo para las mujeres", explica Omulecka.