El encuentro tuvo lugar en la sede del Instituto Lula en Sao Paulo, duró cerca de dos horas, según confirmó un portavoz del centro, y contó con la participación de los gobernadores de importantes estados como Río de Janeiro (Sergio Cabral), el Distrito Federal de Brasilia (Agnelo Queiroz) y Bahía (Jaques Wagner).
También acudieron a la cita los gobernadores Tião Viana, de Acre; Camilo Capiberibe, de Amapá; Cid Gomes, de Ceará; Silval Barbosa, de Mato Grosso, y Teotonio Vilela Filho, de Alagoas, quien es afiliado al opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Al salir del encuentro con Lula, Cabral dijo a periodistas que Lula es "el mayor líder" y "el hombre más querido" de Brasil.
El gobernador de la capital, Agnelo Queiroz, indicó que las acusaciones de corrupción contra Lula son "criminales" y "una amenaza contra la democracia".
Queiroz se refería así a las declaraciones realizadas por uno de los condenados del llamado "juicio del siglo", filtradas por la prensa, que incriminaban a Lula en ese escándalo de corrupción destapado en 2005 y cuyo juicio concluyó este lunes.
El caso de corrupción, que se refiere al soborno a diputados y la financiación ilegal de una campaña electoral, tuvo 36 acusados, de los que 25 fueron condenados, entre ellos varios exdirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) muy cercanos a Lula, pero el expresidente no fue investigado.
El publicista Marcos Valerio Fernandes fue el reo que recibió una condena más dura, 40 años de cárcel, y después de conocer su sentencia, trató de negociar con el Supremo una reducción de pena con un testimonio en el que implicaba en la trama a Lula.
Fernandes acusó al exmandatario de "saber de todo" e incluso de haber obtenido beneficios "personales" de la red, según las declaraciones a la Fiscalía que fueron filtradas por el diario O Estado de Sao Paulo.
El intento de Fernandes fue en vano, ya que la corte suprema rechazó la posibilidad de revisar el caso y concluyó el juicio este miércoles.
De forma paralela al encuentro de los gobernadores, un grupo de diputados de siete partidos aliados al gobierno realizó un acto de apoyo a Lula en los pasillos de la cámara baja.
El líder del PT en la Cámara de los Diputados, Jilmar Tatto, afirmó que Lula "está siendo atacado de forma grosera" con el objetivo de arañar la imagen del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, según declaraciones recogidas por la estatal Agencia Brasil.