En su discurso semanal radiofónico al país, Obama aseguró que el progreso en asuntos como el desempleo o las guerras en el exterior no se logrará "si cada partido actúa solo".
"Por eso, la próxima semana, he invitado a los líderes de ambos partidos a la Casa Blanca para sostener una conversación real y franca, porque consideramos que si dejamos de criticarnos el uno al otro y empezamos a hablar, podemos lograr mucho", aseguró el mandatario.
La reunión entre Obama y los líderes republicanos, que a partir de enero tomarán el control de la Cámara de Representantes y aumentarán su representación en el Senado, estaba prevista inicialmente para el 18 de noviembre, pero la oposición la atrasó hasta el 30 por "problemas de agenda".
Tras el descalabro demócrata en las elecciones legislativas del 2 de noviembre, Obama ha tratado de abrir nuevas vías de diálogo con los republicanos para evitar que impidan el avance de sus propuestas o traten de revertir las que ya se han aprobado, como pretenden hacer con la reforma de salud.
"Lo que se nos pide ahora no es cuestión de demócratas o republicanos. No es cuestión de izquierda o derecha. Nos atañe a todos (...). Es cuestión de lo que queremos que Estados Unidos logre en este nuevo siglo", subrayó el gobernante.
Ese Estados Unidos del siglo XXI es, para el presidente, un país cuyos niños "tengan la mejor educación del mundo", con "una economía saludable y en crecimiento que utiliza energía limpia y crea los empleos del mañana", y un "gobierno responsable que reduce su déficit".
"Pero mientras muchos de nuestros hijos e hijas, esposas o esposos estén en guerra, tenemos que apoyar su misión y honrar sus servicios. Mientras muchos de nuestros amigos y vecinos estén buscando trabajo, tenemos que hacer todo lo posible para acelerar la recuperación y mantener a nuestra economía en movimiento", añadió.
El mandatario invitó a los estadounidenses a recordar la trayectoria del país desde la primera vez que se celebró el festivo, y a tomar ejemplo de sus antepasados a pesar de que este "no sea el día de Acción de Gracias más difícil que ha enfrentado Estados Unidos".
"Con las posibilidades en contra, somos un pueblo recio, que exploró y se asentó en un continente vasto e indómito; construyó una economía poderosa y se enfrentó a la tiranía en todas sus formas; que marchó y peleó por la igualdad; y conectamos al planeta con nuestra propia ciencia e imaginación", explicó.
Obama aseguró que los estadounidenses de hoy están "hechos de la misma fibra resistente que los viajeros que se sentaron a celebrar el primer Día de Acción de Gracias y de todos los que vinieron después, que trabajaron y se sacrificaron e invirtieron, porque estaban convencidos de que sus esfuerzos tendrían un impacto en nosotros".
El mandatario celebrará el festivo con su esposa, Michelle, sus hijas, Malia y Sasha, junto a "muchos amigos y familiares, varias porciones de comida y también mucho fútbol", confesó.