"Si denegamos el acceso a las armas y municiones ilegales, les denegamos a los criminales, grupos armados y extremistas un instrumento clave para perpetrar la violencia, la intimidación y el daño. Ese debe ser nuestro objetivo", señaló Ban Ki-moon ante los 15 miembros del Consejo.
En su presentación bienal sobre este tipo de armas, el titular de la ONU resaltó la necesidad de que las fuerzas nacionales de seguridad hagan un uso seguro de las armas que cumpla con los tratados internacionales. Además, resaltó la urgencia de combatir la proliferación de las armas ilegales mediante embargos, el mantenimiento de registros y el control de las municiones, entre otras medidas.
Por su parte, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, subrayó la amenaza que las armas suponen para los derechos humanos, las estructuras sociales y las economías, pues el costo de la violencia armada incurre en los miles de millones de dólares.
Se cree que aproximadamente unos 900 millones de armas pequeñas y ligeras circulan en el mundo, con dos vertientes, el tráfico ilícito y el comercio autorizado, valorado por el Banco Mundial en más de 8,000 millones de dólares anuales.