La desescalada gradual establece la división del territorio del país en dos zonas, cada una con modalidades diferentes para flexibilizar el confinamiento, según sea la evolución de su situación epidémica.
Sin embargo, el plan deja varios interrogantes de peso, como la apertura de Marruecos al mundo exterior, tras el cierre de sus fronteras el pasado 17 de marzo y, sobre todo, la realización de la OPE, el mayor movimiento de personas que se produce entre Europa y África cada verano pues participan en ella más de tres millones de pasajeros.
Por parte española, el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, aseguró ayer que se trabaja para que esté todo preparado para que si la OPE se pone en marcha este verano se haga con todas las garantías sanitarias y de seguridad, pero sin que se sepa si Marruecos permitirá esa operación.
Fuentes del sector del transporte aéreo dijeron a Efe que la compañía marroquí Royal Air Maroc (RAM) no contempla abrir sus vuelos internacionales hasta finales de agosto, mientras que la reanudación de los vuelos internos puede empezar a mediados de junio en algunas líneas.
Asimismo, el desconfinamiento no va a significar la reapertura de las 51,000 mezquitas del país: el Consejo Superior de Ulemas, máxima autoridad religiosa en Marruecos, recordó hoy que las mezquitas se abrirán "en el momento oportuno" en coordinación con el Ministerio de Sanidad, tomando en consideración la evolución de la situación epidémica.
La zona con mayores restricciones (Zona II) es el eje atlántico Tánger-Casablanca, donde se concentra una gran parte de la población y de la actividad económica, además de las ciudades de Marrakech (sur) y Fez (centro); en suma, el territorio con una mayor contribución en el PIB del país
En esa zona, continuarán la mayoría de las medidas del confinamiento, incluida la necesidad de una autorización previa para salir a la calle, pero se permite la vuelta del transporte público urbano, y se prorroga dos horas más el horario de apertura de los locales comerciales.
En contraposición, en la zona I, que abarca la mayoría del territorio del país, los ciudadanos podrán circular en las provincia donde viven sin necesidad de la autorización de movilidad; además se permite la apertura de plazas y jardines públicos, de peluquerías y de salones de belleza.
En un comunicado conjunto, los ministerio del Interior y de Sanidad precisaron que esa división de la provincias no es fija, sino que será revisada cada semana de acuerdo con la evolución de la situación epidémica.
Marruecos ha tenido una evolución moderada de casos de coronavirus: hasta la fecha, se han registrado 8,455 contagios, 210 muertos y 7,496 curados. El tercio de los infectados están en Casablanca y sus suburbios.
Un responsable del Ministerio marroquí de Sanidad, que pidió el anonimato, explicó a Efe que 44 de las 75 prefectura y provincias que forman la división territorial de Marruecos ya están declaradas libres del coronavirus.
El proceso del desconfinamiento incluye además el retorno de las actividades industriales, comerciales y de artesanía, la reanudación de las profesiones liberales y la apertura de mercados semanales, pero con obligación de mantener la distancia social en los espacios públicos y de llevar mascarilla.
Para contener el impacto social y económico del confinamiento, el Gobierno todavía no ha anunciado si va a lanzar una tercera parte de un programa gubernamental que incluye la distribución de subvenciones financieras para las personas más damnificadas, aunque una fuente del Ministerio de Economía y Finanzas, consultada por Efe, no lo descartó.
En las dos fases cumplidas de esa iniciativa (en marzo y mayo), el Ejecutivo pagó una ayuda monetaria directa a más de cinco millones de hogares, la mayoría de ellos del sector informal, que se han visto afectados por el parón económico causado por la crisis del coronavirus.
Asimismo, un total de 17,600 empresas se beneficiaron de un crédito especial garantizado por el estado con un importe total de 9,500 millones de dirhams (884 millones de euros).
El presupuesto destinado para todas estas ayudas lo garantiza el Fondo especial contra el coronavirus, creado por el rey Mohamed VI, que gracias a donaciones públicas y privadas alcanzó 32,700 millones de dirhams (unos 3,000 millones de euros).