El presidente me comunicó que desea permanecer en Brasil y seguir de cerca las tareas de socorro a las víctimas" del desastre, declaró a periodistas el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, tras un encuentro con Lula.
Amorim explicó que el mandatario brasileño será representado en la Cumbre del G20 por el ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien viajó este jueves hacia la ciudad canadiense de Toronto, donde se celebrará el encuentro.
Según el canciller, el presidente quedó "totalmente impresionado" tras la visita que hizo este jueves a los estados de Pernambuco y Alagoas, los más afectados por las inundaciones que, según balances oficiales, han dejado 50 muertos y 56 desaparecidos.
Las lluvias han castigado a la región durante la última semana y produjeron una crecida histórica de varios ríos que arrastraron a su paso decenas de puentes, viviendas, edificios públicos y dejaron imágenes de destrucción desoladoras, que Lula llegó a comparar con las que vio en Haití tras el terremoto de enero pasado.
En Pernambuco, el estado natal de Lula, nueve municipios han sido declarados en estado de calamidad y otros treinta en situación de emergencia.
Una de las localidades más afectadas es Branquinha, donde las autoridades barajan hasta la posibilidad de cambiar el pueblo de lugar, debido a la destrucción causada por las inundaciones.