Se trata del último en la lista de atentados y ofensivas que la formación insurgente ha lanzado en los últimos meses a pesar de las negociaciones de paz.
El ataque coincide además con la séptima ronda de diálogo con Estados Unidos en Catar y con la reunión con una delegación afgana que incluye la participación a título individual de miembros del Gobierno.
"El ataque tuvo lugar hoy por la mañana hacia las 08:30 horas (04:00 GMT) cerca de una base de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Ghazni", dijo a Efe el portavoz del gobernador provincial, Arif Noori.
Un atacante suicida hizo detonar un vehículo cargado de explosivos en un control de seguridad a la entrada de la base de las fuerzas de seguridad, explicó.
El portavoz del ministerio de Salud Pública, Wahidullah Majroh, afirmó en un comunicado que "doce personas han muerto y el número de heridos ha aumentado a 179. Todos los heridos han recibido atención médica, y un número de personas en estado crítico han sido evacuadas a Kabul para recibir más tratamiento".
Las autoridades afganas han denunciado que cuatro de los muertos eran civiles y que la mayor parte de heridos son niños que se encontraban en tres escuelas cercanas al lugar del atentado.
La más afectada de ellas ha sido destruida en un 80 % y la mayor parte de los estudiantes que se encontraban en el recinto han tenido que recibir atención médica, dijo la portavoz del ministerio de Educación, Nooria Nijrabi.
Un miembro del consejo provincial, Amanullah Kamrani, explicó a Efe que el edificio atacado "está situado en una zona residencial rodeada de mercados y tiendas".
La fuente calificó el acto de "vergonzoso" y denunció que los talibanes no dudan en atacar a las fuerzas de seguridad sin tener en cuenta la seguridad de la población civil.
Un portavoz de la formación insurgente, Zabihullah Mujahid, reivindicó la responsabilidad del atentado en un breve comunicado.
"Una importante base de la Dirección Nacional de Seguridad en Ghazni fue asaltada por un atacante suicida, utilizando un vehículo explosivo. Según las informaciones iniciales, la base está completamente destruida y decenas de fuerzas de la NDS y trabajadores han muerto o han resultado heridos", declaró Mujahid.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, criticó la "paradoja" entre la celebración del diálogo intraafgano y las acciones de los talibanes.
"Mientras mantienen un diálogo en Catar, todos los días en Afganistán derraman más sangre de los civiles inocentes, en especial de mujeres y niños", dijo según un comunicado del Palacio Presidencial.
Los insurgentes no conseguirán privilegios en las negociaciones de paz "atacando a civiles y en especial a niños", concluyó.
Se trata del último atentado de envergadura en Afganistán, después de que el pasado lunes los talibanes atacasen un edificio gubernamental en Kabul matando a al menos una docena de personas e hiriendo a más de un centenar, la mitad de ellas niños.
A pesar de los recientes ataques, tanto las autoridades afganas como EEUU y los talibanes han enviado en los últimos días mensajes esperanzadores sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo de paz.
"Somos optimistas sobre nuestro plan de paz, que hemos elaborado en coordinación estrecha con la comunidad internacional", indicó el portavoz de Ghani, Sediq Sediqqi, en una entrevista con la televisión local 1TV después del atentado.
Sediqqi reiteró la esperanza del Gobierno afgano de alcanzar un "acuerdo inicial" que permita comenzar unas conversaciones directas con los talibanes en un plazo de dos meses.
Por el momento, lo más cerca que han estado los talibanes de sentarse a negociar con el Ejecutivo de Ghani es la reunión intraafgana que se desarrolla entre hoy y mañana en Catar.
La delegación afgana incluye a miembros del Gobierno a título individual y tiene lugar durante la séptima ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la formación insurgente, también en Catar.
Los talibanes han afirmado estar "satisfechos" con los avances de las conversaciones centradas en la retirada de las tropas estadounidenses y la garantía de los insurgentes de que ningún grupo terrorista utilizará suelo afgano para atacar a otro país en el futuro.