Los gobiernos deben invertir en políticas para una gestión responsable del agua, recurso que puede escasear en las próximas décadas y de cuya preservación depende el futuro del planeta, según un informe difundido hoy por la ONU en el marco de la conferencia Río+20.
"La gestión sustentable del agua produce beneficios económicos, sociales y medioambientales", indica el estudio de la ONU, elaborado con información recabada en 134 países de América, Europa, Asia y Oceanía.
Según la ONU, "más del 80 por ciento" de los países estudiados reformaron sus legislaciones sobre el uso del agua en los últimos veinte años frente a una demanda creciente de recursos hídricos resultante del aumento de la población, de la urbanización y los cambios climáticos.
Apunta además que, en "muchos de los casos, esas reformas han tenido impactos positivos en el desarrollo, incluyendo mejorías en el acceso al agua potable, la salud humana y el rendimiento de los recursos hídricos en la agricultura".
El informe de la ONU subraya "el papel fundamental" que tendrá la gestión del agua "en la transición hacia una economía verde de bajo carbono y el uso eficiente de los recursos", que es uno de los ejes centrales de la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20, que comienza mañana y concluye el viernes 21.
"En esta conferencia se deberá trazar el camino rumbo a un desarrollo sostenible y garantizar la atención equitativa de las necesidades de agua de la población mundial, que será de 9,000 millones de personas en 2050", dijo el director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner.
El estudio cita algunos ejemplos de políticas que contribuyeron a mejorar la gestión del agua y destaca, entre muchas otras, las que fueron aplicadas en Costa Rica y Guatemala.
En el primer caso, el informe dice que la gestión de los recursos hídricos ha mejorado después de que se decidiera invertir en ella el 50 por ciento de la recaudación municipal por concepto de agua.
En relación a Guatemala, destaca la fuerte apuesta de ese país en la generación de energía por medio de fuentes hidroeléctricas, cuya capacidad "se ha duplicado" entre 1982 y 2011.
En el resto del mundo, la ONU valoró también las políticas que se han aplicado en Estonia, donde "la introducción de impuestos sobre el agua y la contaminación contribuyó a un mejor rendimiento de los recursos hídricos y redujo los niveles de polución en el mar Báltico".