Así lo advirtió este jueves un estudio internacional liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) español y el Instituto de Investigación en Cambio Global de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y publicado en un especial de la revista Science dedicado a los lugares helados de la tierra, del Ártico a la Antártida.
El estudio reveló que, aunque se sabe bastante sobre la biología de vertebrados marinos que se reproducen en la costa -como pingüinos y focas-, todavía hay un gran desconocimiento sobre gran parte de la diversidad y el funcionamiento de los ecosistemas terrestres antárticos.
Por eso, los autores subrayaron la necesidad dedicar más fondos para hacer estudios taxonómicos, monitorizar las poblaciones y realizar muestreos en las zonas menos exploradas. Y es igualmente necesario estandarizar los métodos de investigación y facilitar la accesibilidad de los datos, apuntaron.
"Este estudio nos ha permitido por primera vez tener una visión completa del nivel de conocimiento ecológico para todo un continente, estableciendo la pauta para exportar este tipo de estudios a Europa y otros territorios con mucha más complejidad", dijo Luis Pertierra, investigador de la URJC y autor principal del estudio.
Biodiversidad por descubrir
La Antártida, que comenzó a estudiarse hace apenas dos siglos, es uno de los pocos territorios del planeta que quedan prácticamente intactos y cuyas características ambientales hacen que tenga una "biodiversidad única", subrayó la investigadora del MNCN Asunción de los Ríos.
Este continente alberga ecosistemas que realizan importantes funciones, como la regulación del clima y, por eso, "es clave entender cómo se están viendo afectados por los efectos del cambio global", puntualizó Leopoldo García Sancho, investigador de la Universidad Complutense de Madrid.
Este estudio confirma que se han descrito ya más de 2.000 especies de fauna, microbiota y flora terrestre para un sistema aparentemente inerte y rodeado de hielo, pero que faltan muchas más por descubrir.
A esto se suma la dificultad de acceder a decenas de miles de microorganismos (como bacterias y virus) que previsiblemente están bajo el hielo, y como resultado, lo que sabemos de las propiedades de estos organismos es mucho más escaso aún, y muy variable entre diferentes grupos.
"Estamos en un punto crítico en el que es necesario parar y analizar qué conocemos y qué falta por descubrir sobre este fascinante continente para dirigir los siguientes esfuerzos de investigación", avisó Pertierra.
El estudio, dedicado al investigador Andrés Barbosa (miembro del Comité Científico para la Investigación en la Antártida fallecido hace dos años), recoge información de las principales bases de datos globales sobre biodiversidad, como el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF) o el GenBank, que reúne información genética, unos datos que juntos permiten examinar la distribución de la biodiversidad.
El análisis de estos datos masivos muestra que, dentro de los animales (casi 400 especies) el protagonismo se lo llevan en gran medida una veintena de vertebrados, con un conocimiento minoritario, pero creciente, en invertebrados.
En cambio, apenas se conoce la estructura de las redes tróficas en los ecosistemas antárticos: "Básicamente nuestro conocimiento está limitado a una idea aproximada de quién come a quién", apuntó Pertierra.
En el caso de la flora, gracias a las mediciones por satélite, existe una amplia comprensión cómo se distribuyen pero "apenas sabemos nada de sus relaciones evolutivas, o la naturaleza de sus interacciones", lamentó.
Y el desconocimiento sobre los microorganismos es aún mayor, según el estudio.
El futuro del Ártico
El especial de Science sobre los lugares helados de la tierra publica también una investigación liderada por la Universidad de Manitoba (Canadá) que ofrece un avance de cómo podría ser esta región en un mundo más cálido y advierte de que si no te toman medidas más contundentes contra el cambio climático, las temperaturas aumentarán 2,7 ºC por encima de los niveles preindustriales, lo que causará una "transformación irreversible del Ártico".
Otro estudio liderado por el Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de San Diego (Estados Unidos) y centrado en el hielo antártico, subraya su papel crucial en la regulación del clima, el nivel global del mar, la circulación oceánica y la reflectividad planetaria, áreas "con importantes lagunas de conocimiento que crean incertidumbres sobre la estabilidad de la capa de hielo antártica y el impacto que ello pueda tener".
Finalmente, en un Foro Político, un equipo liderado por la Universidad de Harvard (Estados Unidos), señala los retos geopolíticos a los que se enfrenta la investigación en el Ártico en un contexto "de creciente populismo, tensiones geopolíticas y desconfianza en las instituciones".
Sin embargo, a pesar de estos retos, la región ártica ha sido pionera en poner en marcha modelos de gobernanza innovadores y en la cooperación internacional a través de instituciones como el Consejo Ártico para promover el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente, concluyó. EFE