Guterres trasladó ese mensaje al representante permanente de Cuba ante Naciones Unidas, Pedro Pedroso, en una reunión que mantuvieron esta semana, explicó el portavoz, Stéphane Dujarric.
La inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo centró la conversación y, en ella, el diplomático portugués expresó su oposición a la medida de Washington.
Apenas nueve días antes del fin de su mandato, el Gobierno de Trump tomó la decisión de devolver a Cuba a ese listado, del que salió en 2015 con el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), durante el "deshielo" de la relación bilateral.
"Con esta acción, una vez más haremos responsable al Gobierno de Cuba y enviaremos un mensaje claro: el régimen de los Castro debe poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y a la subversión de la justicia estadounidense", indicó al anunciar el paso el secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo.
La Administración de Biden, mientras, ha dicho que va a analizar con tiempo si las políticas de Trump sobre Cuba deben ser eliminadas y si volverán a un marco de relaciones similar al que se creó en el último mandato de Obama.
"Nuestra política hacia Cuba está gobernada por dos principios: primero, apoyo a la democracia y los derechos humanos, en el centro de nuestros esfuerzos; y segundo, el hecho de que los estadounidenses, especialmente los cubanoamericanos, son los mejores embajadores de la libertad en Cuba", señaló este jueves la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
"En línea con eso, revisaremos la política con respecto a Cuba de la administración Trump del mismo modo que estamos haciendo en un número de áreas relacionadas con la seguridad nacional", añadió Psaki.