Este viernes, en las callejuelas de Ciudad Vieja de Jerusalén, a lo largo de la Vía Dolorosa, cientos de cristianos -con grandes cruces de madera para recordar la crucifixión de Jesús- realizaron las procesiones del Viernes Santo ortodoxo (una semana después del celebrado por la tradición católica).
El sábado, último día de la Pascua ortodoxa, miles de fieles buscarán llegar al Santo Sepulcro, el templo más importante para la cristiandad, para ser testigos de lo que aseguran es un milagro: en la capilla en la que se encuentra la tumba de Jesús, una llama se encendería por obra del Espíritu Santo.
Este fuego sagrado encenderá a su vez cientos de velas y antorchas de los fieles presentes, para luego ser llevado a las iglesias de los territorios palestinos e incluso será trasladado en aviones a países con importantes comunidades ortodoxas, como Grecia, Turquía, Rusia, Ucrania, Bulgaria, Rumanía o las repúblicas bálticas.
Sin embargo, la celebración de este año, que coincide con el mes sagrado musulmán del Ramadán y con las oraciones judías de sabbat, está enfrascada en una pugna entre autoridades israelíes y eclesiásticas por el número de asistentes que podrá acoger el templo.
Esgrimiendo razones de seguridad, la Policía israelí limitó el aforo a 1,800 personas al interior del Santo Sepulcro, además de 1,200 en el exterior, frente a las cerca de 10,000 que pudieron acceder en años anteriores.
Además, 200 agentes estarán apostados al interior del templo y otros más limitarán la circulación en las estrechas calles de Ciudad Vieja, donde se instalarán pantallas que transmitirán en vivo la ceremonia para quienes no logren llegar al templo.
"Estas medidas no fueron impuestas por la Policía, sino por un ingeniero en seguridad que fue provisto por las mismas Iglesias", aseguró a medios una fuente policial, que advirtió sobre la posibilidad de estampidas multitudinarias en medio del fuego en un templo que cuenta con una sola puerta.
Sin embargo, el Patriarcado Greco-ortodoxo desmintió esta declaración al tacharla de "completa tergiversación de los hechos".
Según un comunicado del Patriarcado difundido este viernes, el ingeniero en seguridad "no fue autorizado para producir ningún informe sobre este asunto", además de que su informe original fue modificado "a pedido de la Policía israelí para que se alineara con sus restricciones".
El Patriarcado Greco-ortodoxo, apoyado por otras iglesias como la católica, la melkita, la armenia o la luterana, denunció que, desde 2005, las autoridades israelíes imponen controles y barreras alrededor de la Ciudad Vieja de Jerusalén, restringiendo el acceso a la ceremonia bajo el pretexto de la seguridad pública, limitaciones que se han vuelto mucho más estrictas en los últimos dos años.
Esta ceremonia se ha celebrado desde los primeros años del cristianismo y se registró por primera vez en el año 328 dC, según el historiador Eusebio.
Los preparativos para la próxima ceremonia del Fuego Sagrado se desarrollan mientras Israel se encuentra en máxima alerta de seguridad durante el cuarto y último viernes del Ramadán, luego de que a principios de mes estallaron violentos enfrentamientos entre palestinos musulmanes y fuerzas israelíes en la mezquita Al Aqsa de Ciudad Vieja.