La caravana de migrantes centroamericanos se ha dividido entre los que han decidido pedir asilo en México y los que continúan hacia el norte, hacia Estados Unidos.
En Tapachula, 1699 personas han solicitado asilo según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Unos 3000 migrantes han decidido seguir caminando hacia el norte y este miércoles se encontraban en Huixtla (Chiapas). Además, 495 hondureños han pedido el retorno asistido a su país.
“Huyen de la violencia, es lo que dicen todos, y también de la persecución”, explica Pierre Marc René, oficinal de información pública de ACNUR México, que se encuentra en Tapachula, al sur del país. “Otros buscan mejores oportunidades, una mejor vida”.
Entre los solicitantes de asilo está Eduardo* . Cuando miembros de una pandilla quemaron la casa de su familia en Honduras, Eduardo, de 16 años, sintió que no tenía otra opción más que huir para salvar su vida. “Cuando vi nuestra casa en llamas, sabía que había llegado nuestro momento, nuestra suerte ya se había acabado, era momento de huir”, dijo en una entrevista a ACNUR.
Después de vivir con el temor constante a ser asesinado o reclutado por las pandillas en su ciudad natal de Colón, él y un grupo de primos se unieron a la “caravana” de miles de niños, niñas, mujeres y hombres que caminan y piden aventón a través de Centroamérica en búsqueda de la seguridad.
Al cruzar a la vecina Guatemala, Eduardo y sus primos estaban a la cabeza de la caravana de refugiados y migrantes, mientras intentaban cruzar el puente sobre el Río Suchiate para llegar a México. Entonces, las autoridades cerraron la frontera y los enfrentamientos comenzaron.
“Me sentí desamparado, indeseado por cualquier país. Pensé que ellos (las autoridades mexicanas) nos iban a enviar de vuelta, y que mi pesadilla de verdad iba a empezar”, recuerda.
Eduardo estuvo entre el grupo de personas a quienes se les permitió ingresar a México, donde presentaron su solicitud de asilo.
ACNUR ha movilizado personal y recursos al sur de México. Unos 45 oficiales se encuentran en Tapachula, Estado de Chiapas.
Los equipos de ACNUR brindan asistencia técnica para registrar las solicitudes de asilo. “Según las historias que nos están contando, hay muchos que tienen posibilidades de conseguir asilo”, dice René.
La mayoría de los que viajan son familias, con niños. Están soportando temperaturas de hasta 32ºC con una alta humedad.
ACNUR también está identificando a aquellos que son particularmente vulnerables, aconsejándoles sobre sus mejores opciones. Esto ha provocado que algunos menores no acompañados y separados decidan solicitar asilo en Guatemala. La Agencia de la ONU para los Refugiados también está supervisando los retornos y las deportaciones de Guatemala, para garantizar que se den de forma voluntaria y respeten el principio fundamental de no devolución.
En Honduras, ACNUR está monitoreando la situación en la frontera con Guatemala y trabajando con las autoridades para garantizar la recepción segura para aquellos miembros de la caravana que regresan.
El Instituto Nacional de Migración de México ha recibido, según un comunicado del Gobierno, 495 solicitudes de hondureños para acogerse voluntariamente al retorno asistido a su país de origen.