El Gobierno nipón aprobó un cuarto programa de estímulo desde el inicio de la crisis por 7.2 billones de yenes (54 mil 350 millones de euros) para evitar una nueva caída de su PIB, amenazado por un yen fuerte y la deflación.
Los fondos irán dirigidos a fomentar el aumento del consumo de productos ecológicos y respetuosos con el medioambiente, la creación de empleo y el apoyo a las economías regionales y las pequeñas y medianas empresas, puntos estratégicos para la segunda economía mundial.
La ampliación de las cuentas para el ejercicio fiscal actual, que concluye en marzo, llega en un momento especialmente delicado para el Gobierno del primer ministro Yukio Hatoyama que teme que su popularidad caiga al igual que los datos del Producto Interior Bruto (PIB) para los próximos trimestres.
La coalición de Gobierno, que se había enfrascado en un discusión sobre el tamaño y ámbito de aplicación de la ampliación presupuestaria, cree que los fondos podrán ser aprobados por el Parlamento en enero.
Japón salió de la recesión en el segundo trimestre del año mientras el nuevo Gobierno del Partido Democrático (PD) de Hatoyama llegó al poder en septiembre con la promesa de revitalizar la economía con políticas sociales, algo que puede truncarse con el agravamiento de la deflación.
Parte de la ampliación se financiará con fondos presupuestados por el anterior Gobierno de Taro Aso, del Partido Liberal Demócrata (PLD), cuya ejecución se había paralizado con la llegada del PD al poder.
No obstante, otra parte de los 7.2 billones de yenes obligará a la emisión de bonos del Estado, lo que aumentará la deuda pública más abultada de todas las naciones industrializadas, cercana al 200 por ciento del PIB.
La mayor parte de esta partida se destinará a cubrir la caída de ingresos por impuestos en los gobiernos regionales (3.5 billones de yenes, 26 mil 424 millones de euros), mientras el resto se dedicará a crear empleo, apoyar a las pymes, incentivar el consumo, favorecer la compra de vivienda e iniciativas medioambientales.
El ministro de Finanzas, Hirohisa Fujii, lamentó que esta segunda ampliación presupuestaria para el actual año fiscal, que finaliza en marzo de 2010, provocará que la situación presupuestaria de Japón se vuelva "extremadamente grave", aunque la consideró inevitable.
Fujii reconoció que Japón se encuentra en una situación "inusual", debido a que para cuando termine el ejercicio de 2009 la emisión de deuda será superior a los ingresos por impuestos, algo que no ocurría desde 1946, una vez finalizada la II Guerra Mundial.
Así, la emisión de deuda pública se situaría en los 53.5 billones de yenes (405 mil 000 millones de euros), mientras que los ingresos fiscales podrían no ser superiores a los 36.9 billones de yenes (279 mil 323 millones de euros).
Asimismo, el Gobierno pretende incentivar el consumo para contrarrestar la deflación en la que se encuentra el país, que salió de esa espiral negativa hace apenas tres años.
Esta segunda ampliación presupuestaria para el años fiscal 2009, la cuarta desde que comenzó la crisis, pretende incentivar la compra de electrodomésticos o coches más eficientes y respetuosos con el medio ambiente, algo que se ha demostrado efectivo para animar el consumo.
Los japoneses se han vuelto cada vez más reticentes a comprar, mientras que la fortaleza del yen frente al dólar, que lo llevó a finales de noviembre a situarse en su nivel más alto en 14 años, está afectando a las empresas exportadoras.
Para evitar que el motor de la economía nipona se estanque a causa de unos tipos de cambio desfavorables, el Gobierno destinará 1.2 billones de yenes (9 mil 100 millones de euros) de la ampliación anunciada hoy a empresas, pero algunos analistas creen que el plan puede no ser efectivo para garantizar el crecimiento a largo plazo.
Por Jairo Mejía