Aunque "Irene" se ha debilitado a categoría 2 y se prevé que seguirá perdiendo intensidad, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ordenó la evacuación obligatoria de 250,000 personas en las zonas costeras, algo jamás hecho antes en esa urbe.
"No lo estaríamos haciendo ahora si no creyéramos que esta tormenta tiene el potencial de ser muy seria", dijo en una rueda de prensa Bloomberg, quien pidió a los ciudadanos que no se dejen "engañar por el sol de este viernes".
Las autoridades neoyorquinas también ordenaron el desalojo de 22 hospitales, clínicas y asilos de ancianos en las zonas bajo el nivel del mar y anunciaron que a partir del mediodía del sábado se cerrará la red de transporte público, que incluye los sistemas de autobús, metro y ferrocarril.
El gobierno de Estados Unidos y el propio presidente Barack Obama advirtieron que el ciclón puede causar grandes daños a su paso por las zonas costeras del este del país, por lo que pidieron que las personas tomen las debidas medidas de precaución.
"No esperen ni se demoren (...) si reciben instrucciones de marcharse, por favor háganlo", dijo Obama en unas breves declaraciones desde la isla de Martha's Vineyard, en Massachusetts.
Al señalar que todo apunta que este será un huracán "histórico", el mandatario, quien adelantó para hoy su regreso a Washington, previsto inicialmente para el sábado, recomendó que los estadounidenses elaboren un plan, tengan a mano botiquines de emergencia y se familiaricen con las rutas de evacuación en sus respectivas zonas.
Aunque los huracanes son una vivencia recurrente en los estados del golfo de México, la costa este, donde se concentran algunas de las ciudades, aeropuertos y redes de transporte más importantes de Estados Unidos, está mucho menos acostumbrada -y preparada- a estos fenómenos.
Durante una rueda de prensa, el administrador de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias, Craig Fugate, se sumó a las súplicas de que la gente haga caso y abandone las zonas en la diana del huracán porque, de lo contrario, "todos los preparativos y planificaciones (de emergencia) serán en vano".
Fugate advertió de posibles apagones que se pueden prolongar "días, quizá hasta una semana o más, muchas lluvias e inundaciones, y fuertes vientos".
Las autoridades emitieron alertas para casi toda la costa atlántica, desde las Carolinas hasta Massachusetts, porque "Irene", que a su paso por el Caribe ha dejado seis muertos, podría ocasionar pérdidas multimillonarias en los principales centros urbanos de la zona.
Las refinerías en Delaware, Nueva Jersey, Pensilvania y Virginia procesan en su conjunto cerca del 8 por ciento del combustible en Estados Unidos y cualquier interrupción por culpa de "Irene" podría disparar los precios del crudo, según analistas.
A juzgar por las imágenes de televisión, miles de estadounidenses se preparan ante la posibilidad de quedarse sin luz, agua y comestibles en los próximos días.
"Fui al supermercado a comprar una linterna y no había más. Los estantes estaban vacíos y las cajas estaban llenas de botellas de agua, leche y demás, como si viniera el fin del mundo", dijo Margarita García Ripa, vecina de la ciudad de Fairfax (Virginia).
"Creo que exageran porque no se sabe la gravedad de esto. Está bien prepararse pero tampoco es para tanto", agregó.
Robyn Thiemann, una vecina de Falls Church (Virginia), describió un escenario de caos en un almacén de bricolaje, cuando fue a comprar un generador.
"Me senté sobre el generador hasta que pude llevarlo a la caja, y tres personas intentaron comprarlo aun conmigo encima, literalmente", dijo.
La gobernadora de Carolina del Norte, Beverly Perdue, dijo a la cadena CBS que las patrullas estatales, la Cruz Roja y la Guardia Nacional ya están preparadas para cualquier acontecimiento.
La zona de los Outer Banks, en el este de ese estado, ha registrado olas de entre 1.83 y 2.7 metros de altura, y miles de personas se han quedado sin luz mientras el ciclón se aproxima a la costa temprano la mañana del sábado, para continuar su rumbo hacia Nueva York el próximo domingo.