El vicecanciller chino Zhang Zhijun dijo que “los actos condenables de Estados Unidos minarán inevitablemente las relaciones bilaterales, así como los intercambios y la cooperación en los dominios militar y de la seguridad”.
“China pide a Estados Unidos que sea totalmente consciente de la sensibilidad del asunto y de los graves daños provocados por este asunto. Pide a Estados Unidos que tome en serio la posición solemne de China, respete sus compromisos y anule inmediatamente esta decisión errónea”, agregó.
El embajador estadunidense en China, Gary Locke, quien se hizo cargo del puesto hace tan solo unas semanas, fue convocado ayer por la noche por el ministerio de Relaciones Exteriores para explicar la decisión de Washington a las autoridades chinas.
Ello se produce después de que el miércoles el Pentágono informara al Congreso estadunidense de que aprueba la modernización de 146 aviones de combate F-16 modelos A/B, a los que se añadirán nuevos equipos y se prestarán servicios de formación para pilotos.
De esta forma, Estados Unidos se decidía por la vía intermedia (modernizando, en lugar de suministrar nueva tecnología) a la hora de lidiar con la sensible cuestión de la venta de armas a Taiwán, territorio gobernado de forma independiente pero que Pekín reclama como parte de China.
Taipei había pedido en 2007 a la Administración del presidente George W. Bush que vendiera a la isla 66 aviones de combate estadunidenses F-16 modelo C/D para modernizar su flota militar y hacer frente a la amenaza militar China.
Estados Unidos, primer suministrador de armas a Taiwán, a quien está obligado a venderle material militar para su defensa por una ley de 1979, había demorado su decisión hasta esta semana por la sensibilidad del asunto.
La venta de armas estadunidenses a Taiwán es uno de los principales escollos de la relación entre Washington y Pekín, que considera a la isla parte de su territorio y aseguró que defenderá por todos los medios necesarios su soberanía.
El ministerio de Defensa chino expresó por su parte su “indignación y condena firme por esta grave injerencia en los asuntos internos de China que mina la soberanía y seguridad nacionales”.
“La decisión errónea de Estados Unidos de vender armas a Taiwán tendrá un impacto inevitable en las relaciones militares sino-estadunidenses”, dijo el ministerio en un comunicado, dando a entender que podrían –como ya sucedió en el pasado por el mismo motivo- suspenderse los contactos militares bilaterales.