Dijo que el temor es más marcado entre las mujeres, periodistas, defensores de los derechos humanos y minorías, que estuvieron entre los grupos más violentados por el régimen de los talibanes, que tomaron el poder en 1996 y fueron derrocados a finales de 2001 por la intervención militar estadounidense y de otros países occidentales tras los atentados del 11 de septiembre del mismo año.
En su intervención durante la sesión inaugural del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, Bachelet dijo que es alarmante el aumento de la violencia contra los civiles, que ha coincidido con los seis meses de negociaciones en Catar entre el Gobierno afgano y los talibanes, período en el que el número de víctimas por actos terroristas ha aumentado en un 41 %, comparado con el mismo periodo de 2020.
Uno de los ataques más graves ocurrió recientemente contra una escuela en Kabul, en el que murieron 85 niños, la mayoría niñas.
La alta comisionada instó a que se reanuden las negociaciones que están actualmente estancadas y que se acuerde de forma urgente un cese de las hostilidades que proteja a los civiles.
Entre los factores que están demorando estas conversaciones está el hecho de que los talibanes no han presentado formalmente una propuesta de paz.
Pidió asimismo protección para la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, una entidad que calificó de “valiente.
En vista de la rapidez con que se está deteriorando la situación en Afganistán, Bachelet señaló que el Consejo de Derechos Humanos debería reforzar su seguimiento de la situación en este país y considerar la creación de algún mecanismo que pueda contribuir a prevenir más crímenes contra la población.