Mientras, en Brasil crece el temor de que esta enfermedad viral, para la que existe vacuna, se expanda a otras regiones del país.
En total son 184 los casos sospechosos en el estado de Minas Gerais, mientras en el vecino Espíritu Santo las autoridades se mantienen alerta ante eventuales brotes de fiebre amarilla y ya solicitaron 500 mil dosis de vacunas.
De confirmarse estos números, este podría ser el peor brote de fiebre amarilla en 10 años, según el Ministerio de Salud, que teme que la enfermedad llegue hasta el estado de Río de Janeiro, donde este miércoles el gobierno regional pidió el suministro de 250 mil vacunas.
A pesar de todo ello, el ministro de Salud, Ricardo Barros, dijo que la situación está “controlada” y dijo que el Ejecutivo no reducirá su nivel de alerta.
Por su clima tropical y su gran extensión, Brasil es azotado de forma recurrente de brotes epidémicos de enfermedades transmisibles por mosquitos como el Aedes aegypti, que el año pasado causó una epidemia de dengue y un brote del virus del Zika.