La universidad había emitdo una alerta en la mañana informando de la situación -aunque subrayando que se trataba de una amenaza "no confirmada"- tanto en su página web como en twitter, mientras policías con perros entrenados para detectar explosivos recorrían los edificios bajo sospecha.
De acuerdo con el diario "Boston Globe", la amenaza de bomba llegó en un correo electrónico, aunque tras el registro las autoridades dijeron que no se halló ningún explosivo.
La amenaza de bomba provocó la cancelación de algunos exámenes finales del semestre.
La universidad está situada cerca de Boston, una ciudad especialmente sensible a amenazas de bomba tras el atentado contra su maratón en abril, que causó la muerte de tres persoans y dejó más de 260 heridos.