El deslizamiento de tierra ocurrido en la noche del 15 de agosto, dejó 70 casas destruidas y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) estima que al menos 280 niños perdieron a sus padres durante el siniestro.
Las operaciones de búsqueda y rescate fueron detenidas ya que ni los equipos humanitarios ni las autoridades congoleñas disponen del equipo necesario para recuperar los cadáveres.
OCHA informó en un comunicado que los supervivientes necesitan alimentos y artículos de primera necesidad y que, aunque las autoridades se han ofrecido a trasladarles a otro lugar, los aldeanos han expresado poco deseo de salir de su ciudad de origen.
También hay temores de que el agua del lago que utilizan los habitantes de Tora para beber y otras necesidades domésticas se contamine.