El vuelo JT 610 de la aerolínea indonesia Lion Air se precipitó al mar a principios de esta semana con 189 pasajeros a bordo.
Por quinto día consecutivo, las fuerzas de salvamento del país asiático prosiguen con el rastreo de los cientos de cadáveres que continúan debajo de las aguas de 30 a 40 metros de profundidad.
Se establecieron cuatro centros de emergencia en diferentes puntos de Yakarta, la capital, para recibir y procesar todo lo relacionado con el siniestro, según la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate (Basarnas).
Los restos de los cuerpos de los pasajeros son llevados al hospital Kramat Jati para la verificación de identidad, precisó el jefe de Basarnas, Marshal Syaugi a la agencia de noticias Bernama.
De acuerdo con Syaugi, el trabajo de identificación de las víctimas enfrenta numerosas dificultades por la falta de los datos personales de los viajeros y los restos incompletos de los cadáveres encontrados.
Hoy viernes, las autoridades de Indonesia confirmaron la recuperación de lo que sospechan sea el motor de la aeronave.
La víspera, buzos de la Armada Militar hallaron una de las cajas negras de la aeronave, la cual ayudará a esclarecer lo sucedido, aunque el aparato no quedó intacto y necesita un manejo especial para recuperar la información.
Según el Comité Nacional de Seguridad del Transporte, el reporte preliminar sobre el accidente podría hacerse público en 30 días, aunque los datos definitivos deben tardar varios meses más.
El Boeing 737 MAX 8, perteneciente a la compañía Lion Air y fabricado en 2018, se estrelló en el mar de Java pocos minutos después de despegar del aeropuerto de Yakarta.