Asia Central es una importante suministradora de gas natural y petróleo hacia China y, como vecina occidental del gigante asiático, Pekín busca su apoyo en la lucha contra lo que considera la principal amenaza para su estabilidad interna, los grupos radicales uigur en la provincia de Xinjiang.
Los uigur, la principal minoría étnica en Xinjiang, practican la religión musulmana y mantienen estrechos lazos culturales y lingüísticos con los pueblos de Asia Central.
En declaraciones que difunde hoy la agencia oficial china, Xinhua, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, que acompañó a Xi en su periplo, indicó que "Asia Central se ha convertido en un socio estratégico de China en cooperación económica, comercial y energética".
En su gira, comenzada el pasado día 3, Xi visitó Turkmenistán, Rusia -para asistir a la cumbre del G20 en San Petersburgo-, Uzbekistán, Kazajistán y Kirguizistán.
Entre otras cosas, durante la gira China y los cuatro países centroasiáticos -aliados tradicionales de Rusia- acordaron colaborar para establecer el "cinturón económico de la Ruta de la Seda", una plataforma para una cooperación regional más estrecha.
Como parte de este proyecto, los líderes acordaron profundizar sus relaciones en la cooperación energética, aumentar el volumen comercial y mejorar las conexiones para el transporte entre los distintos países.
En Turkmenistán, la primera etapa de su viaje, Xi y el presidente Gurbanguly Berdimuhamedov acordaron elevar la relación bilateral a una alianza estratégica.
De manera especialmente significativa para China, también acordaron que Turkmenistán exportará 25,000 metros cúbicos más de gas natural al gigante asiático, que para 2020 pasará a recibir 65,000 metros cúbicos de este combustible desde el país del Caspio.
Los dos países abrieron el gasoducto más largo del mundo, con más de 8,000 kilómetros de longitud, en 2009.
En Uzbekistán, Xi suscribió con el presidente Islam Karimov acuerdos por valor de 15,000 millones de dólares, que incluyen la explotación de campos petroleros, de gas y uranio.
Ambos países se comprometieron a aumentar el intercambio comercial entre los dos países de los 3,400 millones de dólares actuales a 5,000 millones para 2017.
Los acuerdos en el sector energético también fueron protagonistas en Astaná, donde Xi y el presidente kazako, Nursultan Nazarbayev, asistieron a la firma de un acuerdo para la adquisición por parte china de una participación en el proyecto de explotación del campo petrolífero de Kashagan, por 5.000 millones de dólares.
Se calcula que Kashagan cuenta con unas reservas de cerca de 35.000 millones de barriles de petróleo.
En total, los 22 acuerdos suscritos entre China y Kazajistán durante la visita de Xi rondan los 30,000 millones de dólares.
En Kirguizistán, la última etapa del viaje, China acordó créditos por valor de más de 3,000 millones para proyectos energéticos en ese país, incluida la construcción de un gasoducto para el transporte de gas desde Turkmenistán.
Durante su gira, el presidente chino no se limitó a cerrar acuerdos comerciales, sino que también abordó con sus vecinos la situación de seguridad en la región.
En Kirguizistán participó en la cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái, en la que están integrados Rusia, China y los países centroasiáticos.
Según Wang, en la reunión los miembros acordaron fortalecer el diálogo y la coordinación, reforzar la cooperación en materia de seguridad y aunar esfuerzos en la lucha contra lo que China califica de "las tres fuerzas del mal", el terrorismo, el separatismo y el extremismo.
China asegura que grupos radicales uigur, como el Movimiento Islámico de Turkistán Occidental, mantienen vínculos con organizaciones como el Movimiento Islámico de Uzbekistán o el Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán.
La celebración de la cumbre de la OCS coincidió con la condena a muerte el pasado jueves en Xinjiang a tres uigures acusados de terrorismo. Macarena Vidal