En un punto de acuerdo, presentado ante la Comisión Permanente, el legislador precisó que las muertes “entre los conductores y pasajeros de motocicleta aumentaron 90.2 por ciento respecto al 2010”, de acuerdo al Informe sobre la Situación de la Seguridad Vial, México 2015, elaborado por el STCONAPRA, de la Secretaría de Salud.
Los motociclistas ocupan el tercer sitio en la incidencia de fallecimientos, equivalente al 14.6 por ciento del total de accidentes de tránsito y, se concentra en jóvenes de entre 20 y 39 años de edad; junto con los peatones y ciclistas, son los usuarios más vulnerables de las vías de comunicación nacionales, ya que siete de cada 10 muertos en el país corresponde a esta población.
Zamora Morlet explicó que el Plan Nacional de Seguridad Vial para Motociclistas debe plantearse como una iniciativa con participación multisectorial, a través de la administración pública en los tres niveles de gobierno y de los sectores, ya que mejorar la seguridad vial de estos conductores sólo es posible con la colaboración de todos los agentes sociales y económicos implicados, incluidos los clubes de motociclistas, compañías de seguros, fabricantes e importadores.
Resaltó que las acciones deberán enfocarse a educar a los motociclistas para una conducción más segura; combatir prácticas de riesgo; minimizar los escenarios de siniestralidad; mejorar la seguridad en el trabajo realizado en motocicleta y atención post-siniestro.
Además, hacer obligatorio el equipamiento mínimo para conducir una motocicleta con protección y seguridad, como el uso de casco para el conductor y acompañantes, incluidos los menores, ya que “si falla el uso del casco, falla todo”, apuntó.
Propuso campañas de vigilancia y control hasta normalizar el uso del casco. Será indispensable hacer un estudio sobre sus cualidades y calidades, a fin de homologar la oferta en el mercado nacional, propuso.
El casco, precisó, es un elemento imprescindible del motociclista ya que está comprobado que puede salvarle la vida, al estar diseñado para proteger el cerebro, el órgano más importante y complejo del cuerpo humano.
En caso de accidente, evita que la cabeza del conductor reciba impactos contra el pavimento, muros u otros vehículos, absorbiendo la energía del golpe y distribuyéndola por toda su estructura; además, evita la abrasión que sufriría la cara y la cabeza por la fricción contra cualquier superficie.
Aseguró que los traumatismos en la cabeza son la principal causa de muerte. Se calcula que en el 20 por ciento de los siniestros graves que sufren los motociclistas, el casco sale despedido porque la talla o la sujeción no son las adecuadas.
Si la cabeza del conductor va protegida con el casco apropiado y se sujeta correctamente, se pueden reducir las lesiones en un 69 por ciento y la mortalidad en un 42 por ciento. Por ello, dijo, el uso correcto del casco es, literalmente, vital, así como su elección; no todos los cascos protegen igual y hay de muy diferentes tipos.
Consideró que se debe establecer la edad mínima para expedir el permiso de conducir una motocicleta; no permitirle circular con un vehículo a motor en medio del tráfico, aunque sea un ciclomotor, sin ningún tipo de formación; prueba teórica no solo para saber el reglamento de tránsito, sino también para conocer los riesgos asociados al manejo de este artefacto y las cifras de siniestros y sus variantes, causas más frecuentes y el equipamiento que brinde mayor seguridad.
La prueba práctica deberá garantizar que el conductor tiene un mínimo de control en la motocicleta, la ejecución básica de maniobras en circuito cerrado y el ideal en conducción abierta. Es necesario, igualmente, concientizar a los conductores de vehículos de cuatro ruedas sobre las normas básicas de convivencia con las motocicletas, ya que cada vez más tendrán que compartir el espacio.
Asimismo, habilitar sitios para practicar el aprendizaje en moto; ofrecer cursos básicos de seguridad vial como alternativa a la sanción, para concientizar de los riesgos de los desplazamientos en este tipo de vehículos y ofrecer cursos de conducción para motoristas, impartidos por la sociedad civil.
Propuso que las compañías de seguros reduzcan el costo de las pólizas y se incentive a los vendedores a que no sólo entreguen un manual elaborado por el fabricante sobre el mantenimiento de la motocicleta, sino que entreguen un CD con consejos sobre el “buen uso del vehículo”.
De acuerdo con la normatividad laboral, dijo, los patrones están obligados a hacer del conocimiento de los trabajadores los riesgos y peligros a que están expuestos durante el desempeño de sus labores, así como las disposiciones contenidas en el reglamento y las normas oficiales mexicanas en materia de seguridad, por lo que es vital ofrecer cursos de capacitación en seguridad vial para los desplazamientos en motocicleta.
Sólo así se podrán identificar todos los aspectos de la problemática y encontrar soluciones viables a la compleja siniestralidad de los motociclistas en nuestro país, subrayó.
Por tipo de usuario, subrayó que los peatones son quienes concentran el mayor porcentaje de decesos, al registrarse 8 mil 214 atropellamientos fatales (51.7 por ciento) en el 2014; 5 mil 31 de ocupantes de vehículo (31.7 por ciento); 2 mil 317 de motociclistas y 324 de ciclistas (2 por ciento).
La muerte de los motociclistas se identifica como un serio problema de mortalidad en Tabasco, Sinaloa, Campeche, Colima y Yucatán, con tasas por encima de cuatro muertos por cada 100 mil habitantes.
El diputado por Chiapas señaló que se registra una tendencia a la alza en las defunciones de los motociclistas en los últimos cinco años, por lo que urge focalizar acciones de protección para ellos y los peatones.
En el 2014, se registraron 26 mil 389 egresos hospitalarios por lesiones causadas por accidentes de tránsito; la mayoría correspondió a ocupantes de vehículos (10 mil 739 casos) y a motociclistas (9 mil 357). Estos últimos presentan un aumento del 62.9 por ciento desde el 2010.