Brown y Malala se han unido a la organización benéfica "A World at School" ("Un mundo en la escuela") para respaldar un plan de emergencia de tres años, valorado en 500 millones de dólares (380 millones de euros), con el que proporcionar educación y comida a los niños refugiados sirios en las escuelas del Líbano.
Malala reside actualmente en Birmingham, donde se recuperó de las heridas que sufrió en la cabeza y el cuello tras haber sido tiroteada en 2012 por insurgentes talibanes cuando se dirigía a su casa, situada en la zona de Swat, del norte de Pakistán.
La joven activista adquirió relevancia internacional al dar testimonio en un blog sobre el régimen de terror impuesto por los talibanes en su país natal.
El exprimer ministro laborista, enviado especial de la ONU, y Malala, de 16 años, han instado a los líderes políticos internacionales a respaldar su campaña, que cuenta también con el apoyo de Unicef.
Según Brown, el plan permitiría que muchos niños refugiados asistieran a la escuela en las próximas semanas.
"El plan requiere que la comunidad internacional, que actualmente invierte solo el 2 % en ayudas humanitarias para educación, contribuya con unos 500 millones de dólares adicionales a lo largo de los tres años", señaló Brown.
El político consideró que "con suficiente financiación se podría conseguir un gran cambio a través de soluciones como poner turnos dobles en los colegios, contratar a profesores sirios refugiados o suministrar comida en las escuelas".
Como parte del proyecto, el pasado sábado Malala mantuvo una conversación por skype con dos niñas sirias refugiadas sobre su deseo de reanudar las clases en la escuela y convertirse en doctoras.
Según los últimos datos sobre la crisis humanitaria en Siria, se espera que el número de niños sirios refugiados en el Líbano ascienda al medio millón a finales de este año.
Aunque la iniciativa ya cuenta con el apoyo inicial del Gobierno del Líbano, también será debatida en una asamblea general de la ONU el próximo 23 de septiembre.