Hirose, nombrado presidente el pasado 27 de junio, insistió además en que dedicará todos sus "esfuerzos en lograr que los 52.000 desplazados (por el accidente) puedan retornar" a sus hogares, durante una concurrida rueda de prensa ofrecida en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tokio.
Además de los trabajos para "la desmantelación segura y estable" de la central, Hirose insistió en que la eléctrica debe luchar por reducir la brecha que cree que se ha abierto entre la compañía y la sociedad nipona tras el accidente.
"La confianza (de los clientes) puede resquebrajarse en un solo día, como hemos visto. Sin embargo, reconstruirla llevará mucho tiempo", reconoció.
El ejecutivo nipón, de 59 años, fue responsable de supervisar las indemnizaciones a los afectados por la crisis antes de ser elegido para el cargo por el Gobierno, que pasará a controlar TEPCO a finales de este mes cuando le inyecte un billón de yenes (más de 10.300 millones de euros) en fondos públicos para evitar su quiebra.
Hirose evitó mostrarse de acuerdo con un reciente informe de un grupo independiente según el cual el accidente en Fukushima podía haberse prevenido y fue producto de la "connivencia" entre el Gobierno, los órganos reguladores y TEPCO.
El presidente de la empresa dijo desconocer en qué hechos se basa el informe, de 641 páginas, para establecer dicha conclusión y señaló que la junta directiva espera poder revisar "todo el resto de informes" que se publicarán sobre el accidente en los próximos meses.
Hirose también calificó de "severa" la limitación a la subida de la tarifa eléctrica que impuso hoy el Gobierno a TEPCO, que inicialmente pedía aumentar el precio de la luz un 10,28 por ciento a los usuarios para cubrir los costes extraordinarios que supone generar energía térmica en lugar de atómica.
El Ejecutivo indicó que la subida solo podrá ser del 8,47 por ciento, lo que supondrá que la eléctrica dejará de ingresar "80.000 millones de yenes (828,9 millones de euros) al año", aseguró Hirose.