El futuro de los 300 observadores que se encuentran en el país en guerra civil es incierto, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU fracasara ayer en un nuevo intento por aprobar una resolución para acentuar la presión sobre el régimen sirio y detener la violencia, así como para extender el mandato de la UNSMIS.
La misión fue creada para supervisar el plan de paz presentado por Annan al Gobierno de Bachar Al Asad y cuyo punto central es el alto el fuego, lo que nunca se ha cumplido en el terreno a pesar del compromiso que asumieron tanto el régimen como los rebeldes armados en este sentido.
Ante el inminente fin del trabajo de la misión -si no se toma hoy una decisión de último minuto para prorrogar su presencia en Siria-, la ONU comunicó ayer que Mood abandonará la jefatura de este cuerpo de paz.
Asimismo, informó de su decisión de enviar a Damasco en sustitución de Mood a su principal asesor militar, el senegalés Babacar Gaye.
Los miembros de UNSMIS interrumpieron el pasado mes su trabajo regular debido a la grave inseguridad, incluidos algunos ataques directos en su contra.
Desde entonces supervisa de manera indirecta y con visitas puntuales la situación de violencia y ha podido verificar las masacres contra civiles perpetradas en las últimas semanas por la milicia progubernamental que opera en Siria.