James Bond se pelea con los adoquines romanos

Las orillas del Tíber están más limpias que nunca, no se ve una sola bolsa de plástico ni basura. Por las calles ondean al viento los precintos que cortan el tráfico. Varios hombres, vestidos con ropa oscura, recogen cables y luces. Un par de turistas intentan entender qué sucede. "Es todo por James Bond", les explica un taxista.