Las nubes de humo y la ceniza de los grandes incendios forestales de Australia en 2019 y 2020 tuvieron como efecto fertilizar el agua, lo que se tradujo en una enorme proliferación de fitoplancton con capacidad de secuestrar carbono a miles kilómetros en el océano Antártico.
Los incendios de Australia hicieron proliferar algas en el océano Antártico
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