Los pulpos tienen un cromosoma sexual que es de los más antiguos conocidos y es probable que exista desde hace 480 millones de años, un descubrimiento que ha servido también para determinar que algunos cefalópodos usan cromosomas para determinar su sexo.

Un equipo de investigadores ha generado las primeras secuencias completas de los cromosomas sexuales de seis primates no humanos, lo que permitirá avanzar en la comprensión de las enfermedades genéticas tanto en los simios como en las personas, al tratarse de los parientes vivos más cercanos.