Querétaro y sus caserones con historia

La Secretaría de Turismo del estado de Querétaro  invita a conocer sus mansiones muestra del buen gusto y la riqueza de numerosas familias del virreinato. Varios de estos inmuebles llegaron a hospedar a personajes de la talla del emperador Maximiliano o Porfirio Díaz.

Para no faltar a esta tradición, algunos han sido convertidos en exclusivos hoteles boutique con habitaciones decoradas de forma particular, como la Casa de la Marquesa, un  edificio emblemático de la ciudad de Querétaro con gran tradición y cultura, donde el tiempo se detiene para llevarnos a un viaje retrospectivo en el tiempo y la historia. Esta obra arquitectónica susurra un pasado escrito con sabores barrocos y, a la vez, acentos moriscos que engalanan la vasta cultura mexicana.

Es un hotel excepcional, la gente que la visita busca salir de la rutina, busca llegar a un lugar donde el reconocimiento y el servicio personalizado sean los ingredientes principales de una experiencia inolvidable. La elegancia y el buen gusto de la casona atraen a personas no solamente de nuestro país sino de todo el mundo.

Desde hace 17 años La Casa de la Marquesa recibe a todo aquél que desea remontarse a un pasado latente en cada paso que se da dentro de ella. Este emblemático hotel ha albergado a grandes personalidades de la política, el espectáculo y de la historia.

Otras  casas en cambio, llevan encima el sello de una leyenda, como la Casa de don Bartolo o la de la Zacatecana. La Casa de Don Bartolo, es una excelente construcción del siglo XVII,  y se dice que él pactó con el diablo y dio origen a una conocida leyenda queretana.

Para los que gustan de  historias de terror  este lugar es conocido como Casa de Espantos, donde la tradición oral ha narrado un hecho escalofriante entre don Bartolo y su hermana. Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XVII, don Bartolo un hombre adinerado y cristiano que vivía con su hermana, a quien tenía como ama de llaves, pero con la que se dice sostenía relaciones incestuosas.

Cada año con motivo de su cumpleaños, celebraba el brindis con esta frase: "Brindo por la señora, mi hermana, por mi ánima y por el 20 de mayo de 1701".

Así paso el tiempo hasta llegar la sombría noche del día ya mencionado, cuando al sonar las doce de la noche se escuchó una fuerte detonación seguida de un extraño silencio que asustó a todos los vecinos.

Al día siguiente, estos notaron con extrañeza que nadie salía de la casa del segoviano, por lo que llamaron al alcalde para que la abriera, descubriendo horrorizados el cadáver de la hermana de don Bartolo, que al parecer fue asesinada por él. Éste estaba pegado al techo y totalmente carbonizado, su rostro reflejaba un gesto de horror. Se llamó entonces a un sacerdote para que lo exorcizara, logrando que el demonio soltara el cuerpo yacente.

En el guardarropa de Don Bartolo se encontró un contrato de pacto con el diablo que a cambio de gloria, riquezas y honores en este mundo a costa de rapiña y negocios sucios, acumularía gran fortuna; pero a un plazo convenido que era medio siglo, le entregaría su alma; y este plazo se cumplió en la ya tantas veces citada por él, mayo 20 de 1701.

La Casa de Don Bartolo se encuentra sobre la calle de Pasteur, muy cerca de Plaza de Armas y actualmente es utilizada por una dependencia oficial.

La Zacatecana conocida adquiere este nombre debido a la leyenda misteriosa, basada en un hecho que tuvo lugar en 1859, en el que se dice que la  dueña de esta casa del siglo XVII, mandó matar a su marido y después mató al ejecutor del asesinato y ambos quedaron enterrados sigilosamente en las caballerizas de la casa, quedando estos crímenes ocultos.

La Zacatecana tuvo al fin el pago merecido a sus crímenes, pues poco tiempo después amaneció asesinada; más nadie supo quién fuera autor de esa venganza, quedando este desenlace en el misterio. Muerta la Zacatecana, y debido a la leyenda macabra, los inquilinos permanecían poco tiempo en la casona porque según la tradición popular, habían muchos espantos.

Actualmente funge como museo y  resguarda obras de arte decorativas, así como escultura y pintura de México, Europa y Oriente de los siglos XVII al XX.