Las fotografías a la habitación que desde la muerte de la pintora, en 1954, había permanecido cerrada al público harán parte de una exposición de 140 instantáneas que recorren México en el espacio y el tiempo a través del objetivo de Iturbide.
El dolor y el sufrimiento predominan en la fotografía en blanco y negro que muestra una bañera en la que descansan un par de muletas y el cuadro del dictador Iósif Stalin o un corsé ortopédico colgado de una pared del hogar en el que Kahlo nació y murió.
Los visitantes podrán adentrarse en el relato artístico y documental de la fotógrafa mexicana, nacida en 1942 en Ciudad de México, desde el próximo día 28 de febrero hasta el 25 de mayo en el Museo Nacional de las Mujeres en las Artes, en Washington, organizada por el museo de Bellas Artes de Boston.
Esta exposición temporal muestra los inicios de la fotógrafa, en 1969 hasta sus trabajos de 2007, un lapso temporal que profundiza en la diversidad mexicana y en el que el visitante conocerá desde el amor inicial de Iturbide por la geometría humana hasta su serie en un mercado local, incluido su celebre retrato "Nuestra Señora de las Iguanas" (1979).
Esta fotografía muestra una mujer que se dirigía a vender en el mercado local cuatro iguanas que portaba en su cabeza formando una especie de corona, una instantánea que se ha convertido en un referente para otros artistas, críticos, comunidades mexicanas -tanto dentro como fuera del país- e incluso la industria del cine estadounidense.
La artista explica que supo captar esta imagen gracias a su complicidad con la retratada, creando así una instantánea reconocida en gran parte del mundo.
Es precisamente la complicidad con el entorno lo que caracteriza la fotografía de Iturbide. La artista explica a Efe cómo además de retratar a una comunidad y sus elementos, busca profundizar en el conocimiento de esta, hasta el punto de vivir temporalmente en los hogares cuyas gentes y entorno son objeto de su trabajo.
Este es el caso del pueblo Seri, con el que a finales de la década de 1970 convivió durante más de dos meses en el desierto de Sonora, en el norte de México, junto al antropólogo Luis Barjau.
Al ser preguntada por qué gran parte de su arte plasma el mundo en la dualidad del blanco y negro, Iturbide da una respuesta tajante y sencilla: "Para mí, la fotografía es más real en blanco y negro. Cuando tomo en color, siento que es un poco como Disneylandia".