El estadounidense Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, advirtió en Sao Paulo sobre los riesgos que puede causar el "optimismo excesivo" que se siente en la economía brasileña.
"Brasil no será superpotencia mañana. El mercado, sin embargo, ya valoriza eso y los mercados están perdiendo así contacto con la realidad. Yo no pondría todavía todo mi dinero en Brasil", comentó Krugman a periodistas tras participar de la feria financiera ExpoManagement celebrada en Sao Paulo.
El profesor de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) puso como ejemplo la situación vivida por otros países de la región.
"La historia indica que, verdaderamente, uno no va a querer siempre ser el más destacado. Por experiencia propia recuerdo que 1993 hablábamos como era de maravilloso México para invertir y un año después fue la crisis. Lo mismo pasó en Argentina", citó.
Reconoció, sin embargo, que Brasil salió de la crisis "mejor que el resto de todos" y es "substancialmente más rico que China e India, pero desfasado en cosas como la educación básica, que es un factor de crecimiento".
"El escenario económico brasileño no es de apocalipsis. No es Argentina, pero tampoco es saludable. Decir que Brasil es una buena historia poscrisis no es lo mismo que decir que se tornará en una superpotencia económica en el año que viene, y eso es lo que los mercados están diciendo", aseveró.
La entrada de capitales sin control puede ocasionar "ampollas financieras" al país suramericano sino se le presta la debida atención indicó el economista.
El también columnista de The New York Times señaló que la aplicación de una tasa del 2 por ciento sobre las operaciones financieras de capital extranjero en el mercado de acciones no fue suficiente para evitar la apreciación del real sobre el dólar.
Para Krugman la actual tasa de cambio, de 1.75 reales por dólar, es "injustificadamente alta" y manifestó que la única vez que Brasil estuvo cercano a un "nivel justificado" de apreciación fue a comienzos de 2008 con los precios altos de las materias primas.
Con relación a Estados Unidos, el economista dijo que está "relativamente decepcionado" con el presidente Barack Obama porque sus estímulos financieros no evitarán que la tasa de desempleo llegue al 10 por ciento.