"Las perspectivas generales fueron positivas para los próximos meses, con la expectativa de un crecimiento modesto continuado pese a las preocupaciones extendidas sobre el impacto negativo de la incertidumbre comercial", indicó la Fed en su "libro beige", documento en el que recoge información sobre la actividad económica reciente.
Aunque los indicadores siguen mostrando una economía con buena salud, el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, apuntó hace una semana que estaba considerando un recorte de los tipos de interés ante la ralentización global y las tensiones comerciales.
El encuentro de política monetaria de la Fed, que mantiene los tipos de interés entre el 2,25 % y 2,5 %, está previsto para el 30 y 31 de julio.
La inflación se ha suavizado en 2019 por debajo de la meta anual de la Fed del 2 %, lo que pone en cuestión la ortodoxia económica que dicta que un mercado laboral ajustado y una expansión económica sostenida debería generar mayores incrementos en los precios.
La tasa de desempleo cerró junio en el 3,7 %, en un registro no visto en casi medio siglo, mientras que la tasa de crecimiento anual en el primer trimestre del año se ubicó en un robusto 3,1 %.
Además de los indicadores económicos, la presión para rebajar el precio del dinero también se ha intensificado desde la Casa Blanca.
En unas declaraciones poco habituales en Washington, ya que tradicionalmente el Ejecutivo ha respetado la independencia del banco central, el presidente Donald Trump lleva insistiendo desde hace semanas en que la Fed debería rebajar los tipos de interés para apoyar la actividad económica.
Según Trump, China, la Unión Europea y otros actores han estado bajando sus tipos de interés y depreciando sus divisas, mientras que Estados Unidos viene elevando los intereses, lo que apuntala la fortaleza del dólar, con lo que Estados Unidos pierde competitividad.