Según dicho informe, que extiende la recesión a la zona euro este año, el PIB en España se reducirá el 1.5 por ciento en 2012 y el 2 por ciento en 2013 por los efectos de las medidas de ajuste aprobadas por el gobierno en julio y por la preocupación de muchos analistas ante la posibilidad de que España entre "en un círculo vicioso" de austeridad y contracción de la economía.
Así, augura que no se cumplirá el objetivo de reducción del déficit hasta el 3 por ciento en 2014 y no se alcanzará hasta 2015.
Respecto al empleo en España, prevé que la tasa de paro se sitúe en el 26 por ciento en 2014.
El indicador también indica que España finalmente solicitará ayuda a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad y recoge la "preocupación" del mercado por que la ayuda de 100,000 millones de euros al sector bancario no sea suficiente por el "rápido deterioro" de este sector ante el aumento de la morosidad.
Esta presión sobre el sector financiero tampoco contribuirá a mejorar el acceso al crédito, añade.
Respecto a las perspectivas de inversión, no prevé crecimiento hasta 2015, cuando lo hará en torno al 1.8 por ciento y calcula que en 2016 el nivel de inversión se situará aún por debajo de los máximos registrados antes de la crisis.
En cuanto al consumo, tendrá igualmente un comportamiento negativo, con descensos del 1.7 por ciento en 2012 y del 2.7 por ciento en 2013.
El informe considera que el "punto clave" de la economía española son las exportaciones, que permiten compensar en parte la debilidad de la demanda interna y explica que la reorientación de la economía hacía la demanda externa cuenta con elementos favorables como los menores costos laborales o el aumento de la productividad.
No obstante, las exportaciones sólo crecerán el 1.9 por ciento en 2012 debido a las dificultades que también tienen los socios comerciales europeos, aunque en 2013 aumentarán el 3 por ciento.
Así, las exportaciones contribuirán al PIB con un 2.4 por ciento este año y el 1.7 por ciento en 2013.
Ernst & Young considera que las perspectivas serán negativas también para la zona Euro y que la compra de bonos anunciada por el BCE sólo servirá como un "parche temporal", por lo que cree necesario un plan "más ambicioso".
Subraya la necesidad de avanzar hacia una mayor unión fiscal y bancaria para la supervivencia de la zona euro a largo plazo y un cambio en la política macroeconómica que se centre menos en la austeridad y más en el crecimiento.