Este documento, publicado anoche, cubre un total de 480 sectores a nivel nacional y otros 755 específicos de las regiones centrales y occidentales del país, que Pekín trata de impulsar para tratar de equilibrar el crecimiento económico con el de las tradicionalmente prósperas zonas costeras.
Esta es la última actualización de la lista, que contempla 127 nuevas industrias en las que se tratará de atraer inversión procedente de otros países -también se han revisado 88 ya existentes para ampliar las posibilidades de recibir capital- y que entrará en vigor el próximo 27 de enero de 2021.
Según un portavoz de Comercio, se ha puesto énfasis en la industria manufacturera y en los servicios a la producción para mejorar la eficiencia productiva y mejorar las tecnologías industriales, con nuevos sectores añadidos a la lista como la educación en línea o el comercio electrónico transfronterizo.
Asimismo, también figuran áreas de trabajo relacionadas con la pandemia de la covid como las de los respiradores o las máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO), empleadas en pacientes cuyos pulmones están gravemente dañados.
Los inversores extranjeros que aporten capital en esos sectores podrán acogerse a "políticas preferentes" en materia de impuestos o de uso de terrenos.
En los últimos años, China está tratando de impulsar el proceso de apertura de su economía con este tipo de iniciativas, entre las que destaca la conocida como "lista negativa" de sectores en los que todavía se impide la entrada de inversiones procedentes del exterior, que pasó de 40 a 33 industrias en 2019.
Y, ante el mal momento de sus relaciones comerciales con Estados Unidos, Pekín está impulsando tratados como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo, firmado recientemente con otros quince países de la región Asia-Pacífico, o el Acuerdo Integral de Inversión (CAI) con la Unión Europea (UE).
Sobre este último, mañana mismo podría anunciarse un acuerdo político -aunque el proceso de ratificación podría llevar meses- después de que ningún país de la organización europea haya puesto trabas tras la última ronda de negociaciones, algo que pondría fin a un proceso que comenzó en 2014.
Fuentes diplomáticas explicaron a Efe que China parece ahora dispuesta a atender las dudas europeas sobre los estándares laborales en el país asiático y a trabajar para avanzar hacia la ratificación los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), áreas en las que los Veintisiete albergaban dudas sobre el compromiso de Pekín.
Con el CAI, la UE pretende mejorar el acceso al mercado chino a las empresas europeas y aumentar la transparencia de los subsidios que el Gobierno chino da a las compañías estatales para garantizar una competencia en igualdad de condiciones.