Según el informe semestral de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el producto interior bruto (PIB) de Chile aumentará en 2013 un 4.6 por ciento, lo que supone una revisión al alza de tres décimas sobre la estimación de noviembre pasado.
La progresión se acelerará todavía más en 2014 (5.3 por ciento), al calor de la recuperación de sus principales socios comerciales y de la mejora de las condiciones financieras globales.
Los únicos que se acercan a esa evolución dentro del club de los países avanzados son México -para el que la organización augura una expansión del 3.4 por ciento en 2013 y del 3.7 por ciento en 2014- y Turquía 3.1 por ciento y 4.6 por ciento respectivamente-.
La OCDE en su conjunto se quedará muy lejos, lastrada en particular por la zona euro, y limitará el ascenso de su PIB al 1.2 por ciento este ejercicio y al 2.3 por ciento el próximo. En paralelo, la economía global debería crecer al 3.1 por ciento y al 4 por ciento.
El motor de la economía chilena continuará siendo la demanda interna, que después de haberse disparado más de un 10 por ciento en 2010, va a seguir con su escalada en 2013 (6.1 por ciento) y 2014 (5.2 por ciento).
Eso se traduce en un incremento de las importaciones, sobre todo, de máquinas, herramientas y bienes de consumo, así como en un déficit de la balanza por cuenta corriente (equivalente al 1.3 por ciento del PIB en 2012, que debería bajar al 0.4 por ciento este año y convertirse en ligero excedente en 2014) que ha sido financiado con las entradas de inversión extranjera.
La OCDE tampoco ve problemas en la inflación, "pese a las presiones en ciertos sectores", como los servicios, ya que con la revalorización del tipo de cambio, debería mantenerse "en un nivel próximo al objetivo": 2 por ciento este año y 2.9 por ciento el próximo.
En cuanto a la situación de las cuentas públicas, el aumento de los ingresos fiscales permitieron obtener un excedente del 0.6 por ciento del PIB en 2012, que supuso cumplir por anticipado con las metas del gobierno.
Para este ejercicio, el presupuesto contempla un alza del 5 por ciento del gasto, consagrado en buena medida a la inflación, que supondrá un déficit del 0.6 por ciento del PIB. La OCDE señala que absorber esos números rojos permitiría "afrontar mejor eventuales evoluciones desfavorables".
Los autores del informe dan cuenta de algunos riesgos para la economía chilena, empezando por el de una ralentización global más marcada, sobre todo, en Chile, que afectaría a las exportaciones de cobre y deterioraría más la balanza por cuenta corriente.
También aluden a tensiones inflacionistas por la persistencia de la demanda interna muy elevada, así como un flujo mucho mayor de entrada de capitales por el atractivo de los tipos de interés, que llevaría a una nueva apreciación del tipo de cambio. EFE